¡Bienvenido ‘majestad’!

 

IBAGUÉ. En la aeronave de Avianca que se transportó ayer desde Bogotá rumbo a Ibagué, pasó desapercibido. Para toda la tripulación tal vez era un ciudadano más que se desplazaba por aire, para evitar la incomodidad de un viaje por vía terrestre.

Pero cuando el avión aterrizó sobre las 6:30 de la tarde en el Aeropuerto Perales, y empezaron a vislumbrarse flashes de cámaras, junto con el estruendo de pitos, cornetas y gritos de un centenar de personas cuando el ‘pájaro de acero’ apagó sus motores, ya no era un cualquiera para esos extraños que lo acompañaron en un vuelo de aproximadamente 25 minutos, que para él fueron una eternidad.

Al tocar su ‘tierra firme’, esa que lo vio forjarse a punta de arepas y golpes, los primeros en saludarlo y felicitarlo fueron un par de reporteros, a quienes uno de los pasajeros se atrevió a preguntar quién era el acosado entrevistado.

“¿Un campeón internacional de boxeo?”, cómo así, exclamó esta persona al enterarse que junto a él estuvo en el aeroplano Óscar Escandón, ganador el pasado sábado en Argentina del cinturón latinoamericano peso pluma de la OMB.

De inmediato, a pesar que lo tuvo a su merced en una de las salas de espera de ‘El Dorado’, sacó su celular y se rebuscó a alguien para que le tomara una foto con el campeón, pues esta era una oportunidad única, de estar al lado de un ‘Monarca’, en el deporte de las ‘narices chatas’ en el continente.

Eso sí, hay que decir que su registro no fue el mejor, pues en el rostro reflejaba desespero, no por el acoso de los nuevos conocidos, sino porque llevaba cerca de 15 minutos en la puerta de salida, y nada que podía saludar a sus seres queridos, esos que lo inspiraron cuando enfrentó en Argentina a un rival más grande, y con un registro de 17 peleas sin perder.

Fue allí cuando apareció, a pesar del cordón de seguridad, doña Luz Nelly, su madre, quien desde niño le dijo a Óscar “que no se pusiera a darse golpes con alguien, porque podía terminar lastimado”, pero él, empeñado en su sueño de ser un campeón, le respondía que no se preocupara, que no le iba a pasar nada.

Con un beso y un abrazo enmarcado en lágrimas con su mamá, el mayor de los hijos Escandón sintió casi completa su felicidad por el título. Pero fue total cuando segundos después fue cobijado por los brazos y labios de su “negra” Jhelly Katherine Calderón, y su “bebé” Juan José.

El paso a seguir fue montarse en la máquina de bomberos que lo esperaba para liderar una caravana de bienvenida en su nombre, por las principales calles de la ‘Capital Musical’, donde paso a paso recibió infinidad de mensajes, sobre todo de agradecimiento, por haber dejado en lo más alto el nombre del Tolima.

En ese recorrido triunfal rumbo a su casa, donde lo esperaba una torta y festejo por parte de sus amigos en El Refugio, y no tanto cuando le pusieron el cinturón, fue en el que se sintió un verdadero ‘Monarca’.

“Todo se lo debo a Dios. En él pensé antes del combate y cuando terminó. Luego en mi familia, que siempre me ha apoyado. Ahora lo que queda es seguir trabajando, toda vez que mi aspiración es más alta, pues quiero ser campeón mundial”, dijo anoche ‘El Olímpico’ a Q’HUBO.

 

RONAL RENGIFO ÁLVAREZ

 

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