IBAGUÉ. José Liborio Meneses, quien labora con un vehículo de tracción animal, se puso ayer la camiseta junto con otros compañeros del gremio para dejar libre de escombros la glorieta del Sena, que se ha convertido en un vertedero más de la ciudad: “La gente debería darse cuenta de quién bota, porque por uno pagamos todos. Hace falta un sitio cercano para arrojarlos”, manifestó.
Para Luis Alberto Rincón, fiscal del Sindicato de Carreros y Carretilleros de Ibagué, el problema radica en que “nos toca responder por quienes botan los escombros. Falta unión con las autoridades y la comunidad. Es un tema complicado”, precisó.
La inspectora Ambiental de Ibagué, Gloria Restrepo Romero, indicó que se han realizado tres reuniones con el gremio para generar conciencia sobre la situación: “Les dijimos que nos toca citarlos para que hagan esto como trabajo social, porque no tienen cómo pagar una sanción pecuniaria, y recojan el desorden que ellos mismos hacen”, afirmó.
La funcionaria puntualizó que se está trabajando en la posibilidad de que haya un punto de encuentro para los cocheros dos veces por semana, con una volqueta de la empresa de aseo que recoja los desperdicios y los lleve al lugar autorizado ubicado en la Hacienda Santa Inés, en El Salado:
“Hacemos un llamado a los propietarios de casas que piensan arreglar, a que dentro de su presupuesto incluyan la suma para que los escombros vayan directamente al vertedero autorizado, y no a la calle”, concluyó Restrepo Romero.
