La carretera que une a Bogotá y Tunja, en el departamento de Boyacá, se convirtió en la plaza de mercado a la que cultivadores de papa han tenido que llevar sus productos para no perder la cosecha por la crisis económica y los bajos precios que les ofrecen los intermediarios.
En la localidad de Ventaquemada, la puerta de entrada de Boyacá, los campesinos están saliendo desde la madrugada a la autopista con bultos de papa porque, según dice a Efe el cultivador Jorge Heredia, están «en una situación dura, la papita no está dando lo que se invierte».
Usualmente, explica Heredia, el bulto cuesta unos 60.000 pesos (cerca de 17 dólares), pero hoy lo están vendiendo a unos 15.000 pesos (poco más de cuatro dólares), algo que no es rentable porque ni siquiera les da para pagarle a los trabajadores de las fincas.
«Ese precio no da ni para el obrero, porque el obrero saca por contrato y la sacada vale unos 8.000 o 9.000 pesos (entre dos y tres dólares)», afirma Heredia.
A lado y lado de la carretera, los campesinos han puesto las hileras de bultos a la espera de que los viajeros se detengan y les compren, con lo que además les están ayudando a reducir el impacto de la crisis que los afecta desde hace meses.
Las causas de la situación
Según la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), la crisis que vive el sector obedece a los bajos precios del tubérculo, impulsada por una reducción en el consumo por la pandemia de la covid-19, y a las importaciones del producto de países como Alemania, Bélgica y Holanda.
Ante esta situación el gremio pidió al Gobierno del presidente Iván Duque que incentive las «compras directas al productor a través del sistema de compras públicas», así como que respalde «las campañas de consumo a nivel nacional, promocionando el consumo de papa 100 % colombiana».
Igualmente solicitó al Ejecutivo que apoye directamente a los cultivadores y que les dé garantías ante los «fuertes cambios climáticos que se han presentado durante el año».
Como respuesta a esto, el Ministerio de Agricultura dijo el 20 de octubre que destinaría 30.000 millones de pesos (unos 8,2 millones de dólares) al Programa de Apoyo a la Comercialización de Papa en Fresco, que consiste en pagar una compensación económica directa a los pequeños productores del tubérculo, algo que Fedepapa consideró entonces como insuficiente.
«El incentivo a la comercialización de papa es por 30.000 millones (de pesos) y va ha llegar a más de 25.000 productores. Además, va a ayudar a comercializar alrededor de 200.000 toneladas que se van a producir entre noviembre y diciembre», dijo el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, la semana pasada.
Petición de polvo
Los campesinos de Ventaquemada lamentan que a pesar de las medidas y de las decisiones adoptadas por el Gobierno, ellos todavía no se vean beneficiados de ninguna forma por ellas y su situación, por el contrario, empeore con el paso de los días.
«Deberían apoyarnos en esta situación que estamos ahorita. Van a dar un subsidio y toca llevar facturas, y como aquí la vendemos al negociante que llegue y no nos hacen facturas ni nada de eso, entonces estamos graves para que nos ayuden», afirma a Efe el agricultor Juan Quintero, quien vive en la vereda (aldea) El Carmen, en Ventaquemada.
Según cuenta, los agricultores viven una situación de incertidumbre porque la crisis los está afectando desde hace varios meses y «no vale ni la pena para pagar obreros».
Para Teófilo Moreno Torres, otro campesino de la zona, «no ha habido estabilidad en ninguna época del año» y criticó al Ejecutivo porque en cuatro meses cuando habrá una nueva cosecha en el país estarán llegando las importaciones que hizo el Gobierno.
«Son caras las inversiones y aquí la papa sale de buena calidad, pero toca ponerle un precio para sacar las inversiones, transportes, todo lo de inversiones, el arreglo, el cultivo, la mano de obra del cultivo. El siembre de la papa se ha convertido en el costo más verraco que tiene», añade.