IBAGUÉ. Ayer seguían varios habitantes de barrios de la Comuna Siete intentando recuperarse del fuerte aguacero con ventarrón del viernes, que destechó viviendas en sectores de La Ceibita, Nazareth, Modelia, entre otros (Ver más fotos en Galería de Imágenes).
IBAGUÉ. Tejas regadas en vías públicas y atrapadas en los cableados de los postes, árboles caídos y familias damnificadas, dejó a su paso un fuerte vendaval que comenzó el viernes sobre las 5:30 de la tarde, afectando a un amplio sector de la Comuna Siete.
Javier de Jesús Hernández Herrera, quien trabaja en construcción y reside en la manzana 24 del sector de Protecho frente a la urbanización Nazareth, vio la ‘hora llegada’ aquella tarde, cuando un árbol de acacia que había frente a su casa se fue contra el predio, dejándolo a él, a su hijita de tres años y a su esposa, Lucídia Grajales, atrapados contra una pared.
“Cuando llamé a la niña para que entrara a la segunda habitación vimos que la casa se oscureció y el árbol nos cayó por toda la mitad. Quedamos arrinconados a medio metro de donde pegó la acacia, acurrucados. Cuando reaccioné por el golpe en la cabeza, bregué a salir y los vecinos me auxiliaron”, comentó Javier de Jesús.
Lo que más angustió al señor Herrera fue que por la lluvia, la sangre de su herida en la cabeza empapó a su hija, y temía que estuviera lesionada: “Esto era para haber acabado con nosotros, pero gracias a Dios no estábamos para morirnos, pero necesitamos útiles de aseo y de cocina, y la camita para la niña porque estamos durmiendo en tablas”, puntualizó el damnificado.
Pérdida total
Magaly Betancur, habitante de la manzana 9, casa 3 de la urbanización La Ceibita, se empezó a preocupar cuando llegó de su trabajo y comenzó a ver tejas en las calles y el tendido eléctrico: “Mi papá me llamó a decirme que la casa se había desentechado y que todo se había mojado. Se nos perdieron los colchones, y la ropa. Fueron como dos millones y medio que se fueron con el techo”, comentó. Su vecina, Lizeth Torres, manifestó que no pudo ni siquiera cerrar la puerta de su casa porque el viento era demasiado fuerte: “Nunca había visto algo así. Dicen que hace seis años ocurrió algo parecido, porque como esto es plano y despejado, se forman esos vientos”, puntualizó.
En Modelia
En el barrio Modelia también sufrieron las consecuencias del fuerte viento y la lluvia. El comedor para niños del programa ‘Ibagué Hambre Cero’, ubicado en la casa de la presidenta de la Junta de Acción Comunal de la segunda etapa, Carmen Rosa Bolívar, terminó con varias afectaciones:
“Me tumbó totalmente la cocina y el tanque de agua. Por el momento no tenemos atención del comedor porque el programa está cerrado por presupuestos. La escuela de Modelia está afectada. Además hay tejas de zinc que se las están llevando. Pedimos a los organismos de socorro que colaboren a los más afectados”, dijo.
En el asentamiento Territorio de Paz, los habitantes hacían lo posible por reponer los techos de sus casas afectadas: “Fue tenebroso. Nos dañó los colchones, y los televisores”, dijo Rubiel Peñaloza, uno de los damnificados.
Maribel Martínez, vecina del lugar, comentó que una pared de barro del interior de su casa se deshizo: “Se nos metió el agua y como el vecino de al frente tenía unas tejas para su casa, me las prestó para no quedar a cielo abierto, porque no tenemos plata para comprarlas”, concluyó.
En cifras
172 viviendas afectadas por el vendaval, reporte parcial de ayer del Comité Local de Emergencias.
20 minutos duró el vendaval que arrasó con todo a su paso.
Autoridades en ‘recenso’
El director del Comité Local de Emergencias, Clopad, Jaime Arbey Díaz, indicó que ayer continuaban tomando registros de daños en la Comuna Siete: “Atendimos la emergencia y revisamos los sitios de amenazas latentes. Intervinimos con los organismos de socorro, Infibagué y Alcanos para remoción de árboles y revisión de fugas de gas”, afirmó.
El funcionario concluyó que hoy rentregarán ayudas humanitarias en la zona y se evisarán los daños en planteles educativos.
“Vecinos ayudaron”
Gladys Usme Hernández, residente de la manzana 13 de la urbanización Nazareth, aún no se reponía de la situación ocurrida el viernes, y recordó cuando llegó de trabajar y encontró su casa sin techo y totalmente lavada:
“Todo estaba dañado, el televisorcito, un equipo de sonido, los colchones, todo. Los vecinos han estado pendientes de ayudarnos a levantar el techo, y las vecinas nos dieron dormidita y ropita. El mercado se nos mojó”, precisó angustiada.
OSCAR BORJA