Vanesa Rojas completa varios meses sin empleo y por tanto sin el dinero necesario para suplir los gastos de su hijo Emmanuel Alfonso Rojas, de cinco años de edad.
El niño nació con focomelia o síndrome de Roberts, un trastorno raro que se caracteriza por una malformación que consiste en la ausencia de huesos y músculos en las extremidades superiores o inferiores. Emmanuel no tiene brazos ni piernas, pero eso no le impide ser feliz y a su familia menos.
El más reciente empleo que Vanesa tuvo fue en la Secretaría de Tránsito de Ibagué. Laboró en el área de archivo, pero el contrato se terminó. Aunque ha buscado y buscado, no ha encontrado un empleo estable y que le brinde las garantías de ley.
“Gracias a Dios tengo el apoyo de mi mamá, de otros familiares y de la comunidad. Muchas personas han sido muy generosas con mi niño, no obstante, uno no puede estar estirando siempre la mano. Necesito un trabajo para pagar el arriendo y ayudarle a mi mamá, que es la persona que lo cuida mientras yo me rebusco la vida”, dijo la joven.
Añadió que el niño es una bendición de Dios y la adoración de la familia: “A los cuatro meses de gestación nos dimos cuenta de la malformación y aunque todos los médicos me decían que no continuara el embarazo, mi mamá, mi familia y yo decidimos seguir adelante. Él me ama y yo lo amo, es un niño inteligente, risueño y con muy buena actitud. Mi meta es trabajar para brindarle todo lo que necesita y velar por mi mamá. Usa pañal, tenemos que llevarlo a muchas citas y como sabemos, todo es plata”, señaló.
Confesó que está dispuesto a trabajar en cualquier oficio, sin embargo, cuenta con el curso de guarda de seguridad.
La familia lucha para que Emmanuel pueda tener prótesis en brazos y piernas y así mejorar su calidad de vida y que sea más feliz. En la actualidad el niño participa de clases virtuales. Cursa prejardín.
Dato
Las personas que tengan una oportunidad de empleo para Vanesa Rojas, pueden contactarla a la línea 310 8797179. Tiene el curso de vigilancia.
Amante a la natación
Desde hace siete meses, Emmanuel practica natación. Entre otros beneficios, cuando está en el agua el niño aumenta su independencia y seguridad. Con el ejercicio periódico mejora algunas de sus capacidades físicas y aporta al desarrollo de su cuerpo y mente.
“Desde que hace natación camina con más agilidad, es más seguro en sus cosas. Se ve más fuerte, más sociable y, sobre todo, más feliz. Saluda a todo el mundo y le dice ‘amigo’ a todo el que ve”, afirmó su abuela, Yaneth Ramírez. También le encanta pintar.