IBAGUÉ. Diego Andrés Vacca es un futbolista con 28 años de edad, que tiene una hoja de vida con muy pocas referencias profesionales, y para rematar, acumulaba hasta hace un par de semanas dos años sin jugar en la categoría élite. El retiro parecía inminente.
No obstante, el deportista tolimense recibió una oportunidad en el extranjero para resurgir, mostrar su talento y ratificar que la fe mueve montañas, porque en su caso, nunca la perdió, a pesar de las adversidades.
El encargado de abrirle las puertas, después de tantas que le cerraron, fue el Club Atlético Petrolero del Gran Chaco, nuevo inquilino del Torneo de Primera División del balompié boliviano, cuyo primer objetivo es mantener la categoría.
El último conjunto con el que había participado el ibaguereño fue el Bogotá Fútbol Club, en el 2012. Antes de eso tuvo un paso fugaz por el Vinotinto y Oro que dirigía en esa época Hernán Torres. Apenas jugó en 10 partidos, entre Liga y ‘Copa Colombia’.
En el tiempo que duró inactivo, se ganaba la vida compitiendo en certámenes aficionados, ya fuera en césped, arena o cancha sintética. Lo importante era tener para el sustento y no perder el ritmo de competencia.
Sobre su llegada a Bolivia, Diego le contó a Q’HUBO que “fue muy importante la recomendación que ofreció mi amigo Jeison Quiñónez, con quien tuve el placer de estar en el Deportes Tolima, y ahora acá. La idea es responder a esa confianza con buen fútbol”.
Y agregó: “Mi motivación para no rendirme fue el amor que siento por este deporte. Es inmenso, como el que le tengo a toda mi familia, que nunca dejó de apoyarme en mi intención de continuar en la lucha. Ahora demostraré que puedo estar para grandes cosas”.
Le tocará duro
Vacca no la tendrá fácil en Bolivia, toda vez que su nuevo equipo es el recién ascendido. Incluso, su arranque ha sido complicado, toda vez que disputadas cuatro fechas, Petrolero aún no gana, pues acumula dos empates e igual número de derrotas.
El tolimense, quien ha protagonizado los dos últimos partidos, además padecerá un plus de presión en cada compromiso, por ser el refuerzo extranjero, y tener el 10 estampado en el espaldar de su camiseta.