En el Team USA que compite en los Mundiales de Patinaje de Velocidad Ibagué-2021 se habla español, gracias a los patinadores colombianos Vanessa Ayala y Michael García, quienes son esposos.
“Desde los seis años vivo en Estados Unidos, pero solamente llevo dos con el equipo nacional. Soy prácticamente nueva, aunque estos son mis segundos mundiales, ya que estuve en la cita de Barcelona-2019”, contó Ayala.
Y agregó que “mi trayectoria en el campo élite se demoró porque no podía estar viajando a Colombia para intentar unirme a la Selección, y en Estados Unidos recibí la ciudadanía hasta que cumplí los 18 años, y para esa época estaba concentrada en la universidad”.
Así las cosas, contó que “durante muchos años patiné por entretenimiento, y lo hago de manera competitiva luego de recibir mi título en matemáticas”.
Aunque los números y los patines parecen tener poca conexión, confesó que “me encantan. Ser profesora es algo que me apasiona. Actualmente divido mis días entre las prácticas deportivas, y ser instructora de matemáticas. En un futuro me veo como docente de tiempo completo, por eso estoy disfrutando al máximo de estas experiencias”.
Vanessa aseguró que “a mí me encantaría patinar por muchos años más, pero el apoyo que nos brindan en este deporte es muy poco. Casi todo el equipo debe trabajar y entrenar, por temas económicos”.
Además, sostuvo que “con la culminación de las cuarentenas, en Estados Unidos la gente salió de sus casas con la intención de hacer deporte, y el patinaje fue una opción importante. Lastimosamente los programas de apoyo se han acabado, y pistas no tenemos. Lo importante es que hay personas que desean hacerlo”.
Sobre la cita orbital en Ibagué comentó que “es un evento increíble, y el acompañamiento del público ha sido fantástico. Nosotros no estamos acostumbrados a esto. En Estados Unidos se hacen eventos pequeños, y no son muy comunes”.
También dijo que “Estados Unidos tiene su barra, y en eso influye el apoyo de los familiares míos y de mi esposo, quien sí nació en Norteamérica, aunque vivió un par de años en Bogotá antes de regresar. Estar junto con él hace más bonita esta experiencia mundialista”.
