El próximo viernes 4 de septiembre será una fecha histórica para la infraestructura del país, ya que después de más de 100 años de proyectar el tan anhelado Túnel de la Línea y más de once de construcción, el sueño de miles de colombianos y la promesa de un puñado de gobernantes para mejorar la conectividad entre el centro y suroccidente, por fin se hará realidad.
El proyecto, denominado como el Túnel de la Línea por pasar por debajo del ‘Alto de la Línea’, en la Cordillera Central de los Andes Colombianos, comprende la construcción de un túnel principal de 8,65 kilómetros de largo, 24 puentes y 20 túneles de diferentes longitudes, y este viernes tendrá la primera parte en funcionamiento, en el sentido Buenaventura-Bogotá.
El túnel principal arrancó con su excavación en agosto de 2009 y sus obras civiles finalizaron el 8 de febrero de 2020. Cuenta con dos carriles y 17 galerías que lo comunican con el túnel de rescate y operará unidireccionalmente en sentido Buenaventura-Bogotá. La entrada occidental se encuentra en el Portal Galicia, a 19 kilómetros de Calarcá o a 19 kilómetros de Armenia, la capital del Quindío.
La historia de esta obra se remonta 120 años atrás, a 1902, cuando el ingeniero Luciano Battle dejó por escrito que era posible conectar el suroccidente y el centro del país cruzando la Cordillera Central. Pero fue hasta 1913 que el gobierno apadrinó la idea por medio de una ley que, nueve años después, daría la orden de la construcción del primer tramo, que incluía una línea férrea.
Las dificultades geológicas del área hicieron que el proyecto se quedara solo en el papel durante varias décadas, ya que una comisión de expertos proveniente de varios países europeos determinó que su construcción era inviable, debido a las fallas geológicas de la Cordillera Central, porque lo que el inicio de su construcción solo se vino a hacer realidad a finales del mandato de Álvaro Uribe Vélez.
En esta administración se contrató la construcción del túnel principal, luego de haberse realizado un túnel piloto para probar algunos detalles técnicos. Según los plazos fijados en ese momento, se esperaba que dicho túnel fuera entregado en 2013, pero volvieron a surgir nuevos inconvenientes que retrasaron la obra por un largo espacio de tiempo, más de siete años después.
El director del Instituto Nacional de Vías (Invías), explicó que esta es la obra más “importante”, pero a la vez la más “compleja” que se ha desarrollado en el país por las características del terreno, por eso, en parte, la demora que se registró en su construcción, que llevó más de once años desde la firma del contrato que tenía por objeto su entrega, en un principio, en el año 2013.
“Pasaron once años para construir el túnel más complejo que se ha desarrollado en la historia de Colombia. Se ejecutaron 24 contratos, todos terminaron con éxito, a excepción de uno, y ese contratista dejó las obras paralizadas en 2016, con 56 % de avance, y solo hasta 2018 se le inyectaron 620.000 millones de pesos para garantizar la reactivación de las obras”, dijo Gil.
El funcionario explicó que entre 2000 y 2001 terminaron todos los estudios y diseños. Ya para 2002 el gobierno intentó sacar tres licitaciones, las cuales se declararon desiertas por falta de oferentes, debido a la incertidumbre geológica en la Cordillera Central y por eso, en 2004, se repensó el proyecto por fases para poder viabilizar su construcción.
El contrato se adjudicó en 2008 al Consorcio Segundo Centenario, conformado por dos empresas españolas, una mexicana y ocho colombianas, una de ellas la Constructora Carlos Collins S.A., por aproximadamente 629.000 millones de pesos.
Gil señaló que, antes del túnel principal, estaba la necesidad de construir la vía de acceso por el Quindío, lo cual tenía que ver con la doble calzada entre Cajamarca y Calarcá en los extremos donde no hay túnel.
“En ese momento se viabiliza el proyecto para hacerlo por fases, las cuales deberían ser ejecutadas por diferentes contratistas (…) La totalidad del proyecto se terminó configurando entre Cajamarca y Calarcá en 25 túneles, 31 viaductos, tres intercambiadores viales y 30 kilómetros de doble calzada”, dijo el directivo.
No obstante, la obra tuvo problemas durante la construcción y retrasos en la ejecución del contrato. La complejidad que implica para la ingeniería hacer una obra de esa magnitud en uno de los puntos sobre el nivel del mar más altos del país (3.400 metros) y con unas condiciones geológicas difíciles, fueron algunos de los argumentos que explicaron en ese momento el retraso.
A pesar de que se llegó a algunos acuerdos con el consorcio para hacer cuatro prorrogas en el contrato desde 2008, en el Gobierno de Juan Manuel Santos se decidió decretar la caducidad por los constantes incumplimientos. Pasaron ocho años de la firma del contrato y tres desde el momento en que debió entregarse la obra, para que se tomara esta medida.
El hecho llevó a un pleito jurídico entre el contratista Collins y el Invías y provocó que se abriera una nueva licitación por 200.000 millones en diciembre de 2016 para terminar las obras. Esta se adjudicó el 4 de julio de 2017, con la esperanza de que la obra se entregara durante el mandato de Santos, pero el entonces mandatario tuvo que retractarse de su compromiso, porque los tiempos no cuadraron.
“El factor clave fue la instrucción del presidente Duque que, desde su campaña, prometió que lo primero que iba a hacer era concluir las grandes obras que estaban pendientes para los colombianos”, dijo la ministra de Transporte Ángela Orozco.
“Disponemos de un gran conocimiento de nuestra cordillera Central, su geología, fallas, comportamiento esperado y dificultades y, sobre todo, tenemos la certeza de que en Colombia se pueden diseñar y construir túneles de gran complejidad, superando cualquier adversidad. El túnel de La Línea fue el punto de partida para que el país tomara la decisión y comprendiera que la única forma de interconectar con éxito las regiones es mediante túneles”, señala la Asociación Colombiana de Ingenieros.
La asociación añade que “esto se refleja en los más de 50 túneles en operación actualmente en el país y en el hecho de que los 5 túneles más largos de América se encuentran en Colombia, entre estos: el de La Línea (8,6 km), el túnel de Oriente (8,2 km); el túnel de Occidente (4,6 km); el túnel de Buenavista (4,5 km); el túnel Renacer (4,3 km) y túnel de Sumapaz (4,0 km). Además, no debemos olvidar que el túnel en construcción más largo en América también se encuentra en Colombia: el del Toyo (9,8 km)”.
El director de Invías afirmó que, para abril del 2021, será ejecutada la totalidad de la doble calzada entre Cajamarca y Calarcá.
Gil explicó que, de los 8.600 metros de longitud, 3.200 son fallas geológicas. Una de ellas es la falla de La Soledad, que es la segunda falla de mayor complejidad geológica catalogada por expertos. Dijo, además, que el proyecto es un ejemplo de sostenibilidad ambiental a nivel mundial por el desarrollo de planes para salvaguardar las fuentes hídricas y la biodiversidad.
“Con esto, se está disminuyendo el tráfico en 50 minutos aproximadamente. Cuando termine todo el cruce, el ahorro en tiempo va a ser de una hora y media. Además, vamos a olvidar aquellos cierres de vía por cuenta de accidentes en la que antes era una vía estrecha”, añadió la ministra Orozco.
La funcionaria añadió que el logro se reflejará en un ahorro anual en costos de logística y transporte de alrededor de 270.000 millones de pesos.