IBAGUÉ. Veinte días después de haber sido asesinado en Brasil, familiares de Jhonatan Miguel Cardoso Huepa le dieron el último adiós en la tierra que lo vio nacer.
Después de muchos trámites y de cancelar 15 millones de pesos, lo que costó la repatriación del cuerpo, el sábado hacia las 9 de la mañana, familiares y allegados recibieron el féretro.
Ayer, a las 9:20 de la mañana, la carroza salió de Comfunser rumbo al parque cementerio Los Olivos, pero antes recorrieron el barrio San Martín, en Picaleña, donde el muchacho vivió los últimos años de su vida.
Allí, los vecinos lo recordaron como un joven alegre, trabajador y fiel seguidor del Deportes Tolima. Su amor por el ‘vinotinto y oro’ era tal, que hace un tiempo decidió tatuarse el escudo en una de sus piernas.
Triste final
El pasado 16 de diciembre Jhonatan o ‘Tatán’, como le decían de cariño, llegó sin signos vitales hacia las 3:15 de la madrugada al Hospital La Santa, de Sao Pablo.
Tenía una herida en el pecho, al parecer, producto de un atraco.
“Él intentó llegar al hospital, pero en el camino no aguantó y falleció. Cuando la Policía llegó a prestarle los primeros auxilios, se percató de que tenía una perforación en el tórax y llegó sin signos vitales al hospital”, señaló su única hermana, Laura Nicol Cardoso.
Según la familiar, el joven vivía solo en Brasil desde que se fue a buscar mejores oportunidades económicas para él, su familia y su hijo de ocho años de edad.
El joven había viajado los últimos días de julio del 2019 a trabajar a Sao Pablo. Sin embargo, unos días antes de su muerte le habría informado a sus familiares su intención de regresar. Estaba aburrido allí.