Tener una mente sexy no va en acumular simples pensamientos calientes por minuto ni fantasear a tope. O como dice el popular dicho, contar con una imaginación ‘sucia’. Tener una mente sexy es identificable «rápidamente» si quien está al otro lado, el observador o interlocutor, también cuenta con la suya. Si vemos a una persona muy guapa, o muy bella podremos apreciar sus atributos físicos, su apariencia, pero quizá cuando hable, se intente desenvolver o interactuar no nos permita sentirnos atraídos por ella, sucede a menudo, no sólo a usted sino a muchas personas. La belleza física es un buen disparador de Eros, pero el acople erótico que no es algo menudo, es más complejo; trata de invertir en la creación de situaciones para obtener mejores conexiones románticas e incluso sexuales. Así que, traigamos esas mentes sexys de vuelta.
¿Qué es una mente sexy?
La mente es uno de los aspectos más erotizantes. Podría decir que una mentalidad atractiva o sexy es una mente con actitud, seguridad, decisión en diversos terrenos, y por supuesto el erótico. En este último se caracteriza por complacer los sentidos estéticos. Las mentes eróticas requieren de segundas miradas pues escapan a lo egocéntrico y superficial. ¡Porque sí! La mente sexy es caliente, ya que produce ardor en el perceptor y con eso me refiero a curiosidad, intriga, y proyección de uno o varios mundos con ese otro. La mente sexy sirve para propiciar buenos encuentros o vínculos; la mente sexy invita a separar los deseos comunes u ordinarios por unos más sagrados, en el sentido de requerir acercamientos más sublimes, lúdicos e inteligentes, ya que tiene apertura, sabe desplegarse. A las mentes sexys les gusta la confianza, la honestidad, el talento, el brillo, el erotismo, y el buen trato. Hay valores o atributos físicos que disminuyen con el tiempo, los aspectos más amplios crean relaciones y afectos más vitales, relevantes y profundos, ‘erótica-mente’ hablando.
¿Se puede tener una mente sexy?
Es posible el cultivo de una mente atractiva sexualmente. Dice una frase del célebre filósofo Michel de Montaigne: «una cabeza bien formada será mejor y preferible a una cabeza muy llena». Una cabeza hiperactiva, cargada de técnicas, premuras y ansiedades amatorias no resulta tan sexy como una con más maestría, aptitud y destreza que permita preludios y epílogos. La manera en la que cultivamos y llevamos nuestra mente es más importante que otros atributos.
Las mentes sexys siempre adoptan comportamientos más involucrados y cálidos, tienen ética en sus encuentros y relaciones porque piensan en el otro como sujeto, en generar confort y hacer entrar en calor y en valor a ese otro. Hacer entrar en calor no requiere mucha explicación, pero hacer entrar en valor es que respeta a la otra persona, cohabita, es oportuna, madura, lo invita a asociarse, a proyectar, explorar con espera, con asombro y sin destemplarse. Para tener una mente sexy habrá que entrenar el realismo, la humildad y la sabiduría. Como dice aquel escritor, el amor y la razón son los motores de la humanización.
Si el filósofo André Comte-Sponville, me hubiese regalado una última frase para este artículo, me hubiera escrito: la mente sexy no es un seguro a todo riesgo, no es tampoco una obra de arte, pero es puro erotismo, es lúdica, alegría, comunicación, diversión y libertad para tener buenos encuentros y desarrollar amables afectos.
Norma Bejarano. Psicóloga – Sexóloga. Instagram @normasexologia020