Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga
IG @normasexologia020
Es absurdo justipreciar al varón por las medidas de su pene; la exigencia de mantener la casta masculina ha creado una valoración excesiva del atributo en cuestión, demandándole a quién lo porta una condición imperiosa, exigente y angustiante.
“Me encantaría tener un poco más para darle más (placer)”
En la sociedad del empaque, donde todo “entra” por los ojos, una de las dudas sexológicas que permanecen en algunos hombres es saber si existe algo para lograr esos centímetros de más, encontrando en la pornografía la fuente de inspiración que los centra en la creencia de “entre más grande el empaque, mejor el regalo”.
Uno de los conflictos que tienen las personas con pene está relacionado con un modelo masculino que impone un hombre estéticamente dotado, pero artificial, alejado de lo que realmente implica la masculinidad y las relaciones eróticas. Y un mandato de rendimiento para estar a la altura requerida. Para disfrutar de las relaciones sexuales debemos estar a gusto con nuestro cuerpo, pero con los estereotipos rampantes se generan muchos complejos. El porno exhibe falos muy difíciles de conseguir, el tamaño del pene ha llevado a muchos hombres a tomar su sexualidad con tal ansiedad que sabotean su satisfacción. La idea de tener más, para dar más, es tiranía
Olvídense de la cinta métrica.
Cerca de un 63% de los hombres considera que su pene no da la talla “normal” y, esto tiene su razón: muchos se hacen amantes del metro o se obstinan por compararse con sus congéneres. Nada más tonto que equipararse, o tomar medidas como referentes, para luego traumarse y sentirse un aciago erótico. Las manías métricas muchas veces van generando en el varón un Trastorno Dismórfico Corporal: una sobredimensión por lo que él considera un “defecto físico”, experimentando vergüenza y desventaja cuando expone la zona a otros. De hecho, un 2% ya lo presentan.
Egotecas, penerías, cirugías
Todas estas egotecas llevan a que el mercadeo de penerías abunde; “tenga el pene que desea en pocas semanas”; ofertas consideradas riesgosas. No hay productos mágicos, a lo sumo algunos que crean efecto placebo. Cualquier ungüento, pomada, crema, gel, pastilla, artefacto, ejercicio y otros sistemas mecánicos, usados sin respaldo científico, pueden afectar irreversiblemente la función sexual.
Algunas de estas ayudas se prescriben médicamente para otras situaciones y/o dificultades sexuales, pero quedan cortas para influir sobre el tamaño. En cuanto a cirugías, existen algunas para ganar un par de centímetros, pero los expertos las desaconsejan. Los especialistas consideran que muchos de los hombres que asisten a la consulta tienen un pene adecuado. En este caso sugieren que la psicoterapia o la terapia sexológica resultaría mejor que una intervención quirúrgica. Para intervenir el pene se hace bajo estricta justificación científica en hombres que realmente necesitan del procedimiento, por citar dos ejemplos: la enfermedad de Peyronie (curvatura patológica del pene) o una condición que se denomina micropene (un miembro erecto que no alcanza los 7cms), entre otras afectaciones que impidan disfrutar de la relación sexual con coito.
¿Se puede tener el tamaño deseado?
Sí. Educándose, aumentando la reflexión, el entendimiento, el sentido común, la autoestima, creyendo fielmente en la idea de que el sexo está en el cerebro, o accediendo a la consulta. Cuando eso se logra el hombre se dota de otras herramientas para ser buen amante. Para terminar, hay una forma natural para apreciar un buen tamaño y es una buena erección: la salud sexual, física y mental; cuidada, nutrida y con buenos hábitos, puede hacer que se mire con gusto y sin complejos.
“Para terminar, hay una forma natural para apreciar un buen tamaño y es una buena erección: la salud sexual, física y mental; cuidada, nutrida y con buenos hábitos, puede hacer que se mire con gusto y sin complejos”.