‘Taponados’ de aguas negras: En El Salado denuncian que colapsó red de alcantarillado

Las tapas del alcantarillado, que están ubicadas frente a las viviendas, mantienen llenas de aguas negras. Fotos: Hélmer Parra / El Nuevo Día / Q’hubo.

El taponamiento de la red principal de aguas residuales tienen en vilo a los residentes de la calle 146 con carrera Octava K, del barrio El Salado, quienes no se aguantan las filtraciones en las viviendas, los malos olores, el ‘zancudero’ y los problemas de salubridad que produce el daño.

De acuerdo con Mario Eduardo Rico, miembro de la Junta de Acción Comunal, el daño viene desde 2020 y empeoró en diciembre. “El Ibal atendió el llamado, envió el váctor, se evidenció que los pozos se estaban rebosando y las aguas negras estaban saliendo por los sifones de las casas, afectando dos restaurantes del sector y más o menos 25 viviendas. Trabajaron una jornada hasta el mediodía, evacuaron tres viajes de aguas en el váctor y quedaron de regresar, pero no volvieron”, indicó Rico.

Lo anterior, no fue la solución de fondo y el problema siguió. Las aguas residuales ‘cogieron camino’ hacia la otra cuadra. En una vivienda salieron por un solar, donde se empozaron. También brotaron por las alcantarillas que conducen a la avenida Ambalá.

Hace dos días, de nuevo fue el Ibal a realizar los desagües, pero los residentes no aguantan más porque deben convivir con los fétidos olores, moscas, zancudos y las inundaciones de las aguas negras debido a la filtración por las edificaciones. Además, la alcantarilla recibe las aguas residuales de la biblioteca y del hogar infantil. Aunque por el momento no está en funcionamiento, sería un problema de salubridad cuando los niños regresen.

“Desde hace tres meses está el taponamiento, le pedimos al Ibal que viniera, trajeron el robot y detectaron que estaba colapsada la red de alcantarillado, pero no ha sido posible que solucionen de manera definitiva”, señaló Jorge Pérez, uno de los residentes afectados.

Así está el solar de una casa debido al taponamiento de la red de alcantarillado de las aguas residuales. Fotos: Hélmer Parra / El Nuevo Día / Q’hubo.

Comerciante perjudicado

Guillermo González es un comerciante que desde hace 35 años emprendió en este sector, de donde es oriundo. En todo este tiempo no había tenido inconvenientes, pero hace cerca de cuatro meses no ha podido abrir su asadero debido a las filtraciones de aguas residuales y el olor nauseabundo: “Estamos afectados, el agua está empozada en el solar de la vivienda de la señora Norma López. Ya hemos llamado al Ibal, pero hay un problema en el patio de esa casa, si no encuentro solución hago un muro, tapo el tubo y ahóguense, porque no quieren acceder para que pase un tubo y corra el agua, ya he dado una solución, pero desafortunadamente no han dicho nada”, señaló.

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