Armando Calle/qhuboibague@gmail.com
Luego de recibir llamadas de los ciudadanos que viven en los barrios La Gaviota, El Salado y aledaños, sobre un tramo de la avenida Ambalá que no quedó terminado, decidí bajar a mirar el estado en el que está la vía, pues se suponía que las obras iban hasta la calle 103.
Efectivamente tomé las fotos y en el trayecto entre la glorieta Cañaveral, el CAI de La Gaviota y la calle 95, quedó sin pavimentar, pese a que desde la 95 hasta el semáforo de La Gaviota, hubo arreglos.
Decidí hablar con Cristian David Rodríguez, quien me contó que desde hace cinco meses, luego de quedarse sin trabajo, empezó a tapar los huecos que quedaron en la avenida Ambalá, utilizando escombros y arena.
“Esto lo hago para ayudar a la gente, porque esos huecos dañan los amortiguadores de los carros y las hojas en las busetas. Yo les colaboro y mientras no llueva pues queda seco el arreglo y si llueve el agua se lleva el relleno y a ‘volear’ caneca y pala.
“La gente es agradecida, siempre espero la voluntad de la gente, les alzo el pulgar y algunos me dan mil pesos, otros me dicen que solamente tienen 100, pero les digo que es la voluntad la que cuenta, todo suma”, relató Cristian David.
Me contó que su labor le permite sobrevivir a diario, pues muchas veces alcanza a reunir unos 30 mil pesos, lo que le sirve para pagar una habitación en 12 mil y almorzar y comer con unos 10 mil pesos. Lo máximo que recolectó fue el primer día cuando sumó $80 mil.
“Ahí donde no arreglaron, del CAI para abajo, en La Gaviota, empecé a trabajar, no creía que fuera a ganar eso. Me lo dijo una amistad que si tenía la pala y el balde le hiciera con moral.
“Me puse a pensar, estaba sin trabajo, así que le hice caso al señor y me ha servido, todos los días no me falta el almuerzo ni para pagar la habitación”, aseguró.
Mientras alza su pulgar y recibe unas monedas, Cristian me contó que llega a las 9 de la mañana y se está hasta mediodía para ir a almorzar, vuelve a las 2 de la tarde con otros baldados de escombros, los vierte, esparce con la pala y se está en el lugar hasta las 5:30 de la tarde.
“Siempre me quedo unos 15 días en cada punto, vengo desde La Gaviota y voy bajando (por la Ambalá). Le pido a amigos que me ayuden con material, escombros, pues se me van unas ocho o 10 estopas para tapar los huecos”, asevera.
Y mientras se retira para recibir otras monedas, Cristian dijo que tiene un hijo, pero que viven con sus padres y mientras tanto él, se queda en una habitación.
OTRAS NOTICIAS
Comunidad en Ibagué afectada por persistente fuga de agua: sin respuesta del Ibal
¡Insoportable! Fuga de aguas negras preocupa a la comunidad ibaguereña
¡De parque a baño público! El Centenario y su gran cantidad de habitant