IBAGUÉ. Con el dolor de madre y sin dinero para traer el cuerpo para su hijo, asesinado en Chile el fin de semana, Fausta Quiñones busca colaboración de los corazones ibaguereños.
Francisco Kerin Lucero Quiñones era el mayor de sus cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres.
Hechos. El sábado en la madrugada Francisco estaba en una fiesta en calle Río Baker con Leonardo Da Vinci en Antofagasta, Chile.
En el lugar al parecer hubo una riña y el hombre, natural de Buenaventura, Valle del Cauca y cuya familia materna reside en Ibagué, recibió una herida con arma blanca en el corazón.
El colombiano fue traslado al Centro Asistencial Norte (CAN), donde falleció por la gravedad de la lesión.
Desplazados. La progenitora del colombiano asesinado vive en el barrio Villa Magdalena, donde residió su hijo hasta hace tres años cuando viajó al país ‘austral’ a buscar nuevos horizontes.
Según la mujer, vive hace 10 años en la ‘Ciudad Musical’ porque es desplazada por la violencia.
Además, su hijo mayor era quien estaba pendiente de ella y suplía sus necesidades económicas.
“Él era mi esperanza, era todo para mí, el que me ayudaba con su hija”, dijo entre lágrimas la progenitora.
Dejó tres hijos. Francisco vivía en Chile con su esposa y dos hijos menores de un año de edad.
En Ibagué vive junto con su progenitora su hija mayor, una adolescente de 13 años de edad.
Qué hacía. Francisco se desempeñaba como maestro de construcción.
Lo hizo durante el tiempo que vivió en la ‘Musical’ y en eso se desempeñaba en el sureño país.
Traslado. La señora Fausta señaló que la embajada le colabora con el traslado desde Chile hasta Bogotá, pero necesita recursos para traer el cuerpo desde la capital de la República hasta Ibagué y las exequias.
La acongojada madre recordó que la última voluntad de su hijo fue que su cuerpo lo cremaran y regaran sus cenizas en el Río Tumaco.
