Recuperándose de varias fracturas en el cráneo y sanando una herida de oreja a oreja, permanece Ronal Alexánder Lozano, un tolimense de 21 años, que sobrevivió a un grave accidente de tránsito ocurrido entre Melgar y Carmen de Apicalá.
Estar vivo y no tener ningún daño neurológico para él y los médicos es un milagro. En diálogo con Q’HUBO, Ronal, ayudante de construcción, señaló que el accidente fue una segunda oportunidad que Dios le dio para cambiar varios aspectos de su vida, pues cree que estaba andando por el camino equivocado.
Licor y gasolina
El accidente ocurrió el pasado 9 de octubre. Ese día él llegó a Melgar a comprar unos materiales para una obra que adelantaba en Carmen de Apicalá.
“Como soy independiente y no tenía ningún afán, me puse a tomar con unos amigos. El día pasó y a las 11 de la noche arranqué en la moto para el Carmen. Me fui sin casco. En el camino las luces de la moto empezaron a prender y apagar hasta que dejaron de funcionar, pero yo aún así seguí”, dijo.
Del accidente no se acuerda. Cuando abrió los ojos lo llevaban en ambulancia para Girardot. “Recuerdo que convulsioné, bote sangre por la boca y me volví a dormir”, señaló. Al día siguiente despertó ya en la cama de la Clínica, con un insoportable dolor de cabeza. Mientras esperaba el resultado de muchos exámenes y radiografía, le contaron que se había quedado dormido y había chocado con un poste de energía, que hay en el sector conocido como el ‘Alto del Chuzo’.
Se destrozó el cráneo
El golpe lo recibió en la frente y en la cara. Se partió el hueso frontal, el maxilar superior y el maxilar inferior. Por fortuna, el cerebro quedó intacto.
“Aunque estaba vivo, no sabíamos qué consecuencias iba a dejar el golpe. Podía perder la visión del ojo derecho, podía presentar amnesia y hasta mocos y bacterias podían llegar al cerebro porque se me había dañado una parte que comunica a las fosas nasales con el cerebro. Fueron siete horas de cirugía. En el procedimiento, los médicos levantaron toda la piel del rostro, pusieron unas mallas especiales, unos tornillos y me arreglaron las fosas nasales (…)”, señaló.
Pide ayuda
Además del dolor físico, le duele que durante un buen tiempo no podrá trabajar y por tanto no tiene cómo sostener a su esposa y tres hijos. “A raíz del accidente nos tocó dar a guardar las cosas en Carmen de Apicalá y mudarnos para la casa de mi suegra en Melgar. Estamos durmiendo todos en una cama y pasando momentos difíciles, aunque mi esposa trabaja y me ayuda. Ahora llega diciembre y la ropa y regalo de los niños. Nunca me había tocado pedir ayuda, pero le agradezco a las personas que me puedan dar una mano”, agregó.
Para reflexionar
Ronal Alexánder Lozano confesó que en esos momentos de incertidumbre y angustia se aferró a la Virgen del Carmen. Cree que gracias a ella y a Dios está vivo. Tan pronto se recupere del todo trabajará más duro para sacar a su familia adelante. Desea que su amarga experiencia le sirva a aquellos conductores que abusan del volante y mezclan gasolina con alcohol. “Abusé de la confianza. Conduzco moto desde los 13 años y como nunca me había accidentado me creía invencible. Jamás conduzca con tragos en la cabeza, es más ahora pienso que el licor no deja nada bueno. El 9 de octubre inicié una nueva vida en la que el trago no tiene cabida. Mi familia y mis hijos son la más importante y ellos me esperan en casa. Agradezco haberlos vuelto a ver porque en un momento sentí que me iba”, puntualizó.
Las personas que deseen donar mercado y útiles de aseo, pueden escribir o llamar a la línea 350 734 92 42.