Andrea Calderón, esposa de un interno del Coiba de Picaleña, denunció que desde noviembre de 2021 se presenta una escasez en los alimentos que los reclusos pueden comprar con el dinero que sus familiares les giran. Según Calderón, este mecanismo les permite a los internos abastecerse de alimentos y productos que no les son suministrados en el centro carcelario, pero hasta la fecha es poco lo que pueden comprar.
Asimismo, la mujer relató que muchos internos han tenido que conseguir por su cuenta medicamentos ante la ola de enfermedades respiratorias que ingresó al reclusorio. Al parecer, la única solución que se les ha brindado es el aislamiento, pero no se les proveen tapabocas, antihistamínicos, ni analgésicos.