REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
Yazmín Saldarriaga, madre de una quinceañera, asegura que el propietario de una casa de eventos situada en el barrio Interlaken, de Ibagué, jugó con la ilusión de la familia, pues aunque ella le canceló más de seis millones de pesos por la organización de la fiesta de su hija, a última hora el hombre informó que el tan esperado evento no se llevaría a cabo.
En diálogo con Q’HUBO, la afectada contó que desde marzo de este año le pagó a Harold Wilson Ortiz Vera, la fiesta que se llevaría a cabo el pasado 4 de junio.
“A él lo conocí en febrero y me dijo que la fiesta, con comida, decoración, animación, licor, con todo, costaba ocho millones 500 mil pesos, pero que si la cancelaba antes del 5 de marzo, la dejaba en seis millones de pesos. En ese momento me pareció una buena opción así que conseguí el dinero y se lo entregué”, afirmó Yazmín.
“Que todo estaba caro”
Agregó que días antes de la fiesta, el empresario le escribió al Whatsapp y le dijo que estaba preocupado porque todo había incrementado de precio y que estaba contemplando la opción de subirle el precio al festejo.
“Primero le dije que no, que yo no le iba a dar más plata, pero como no quería dañar el sueño de la niña, conseguí un millón de pesos más y se los di. También le entregué 550 mil pesos para la serenata porque eso no había entrado en el paquete”, expresó.
La sorpresa para la familia llegó el sábado 4 de junio. Según su testimonio, en la mañana Harold Wilson le envió un mensaje a Yazmín y le informó que no había fiesta.
“No lo podíamos creer. La niña se puso a llorar. Yo le dije alístese que nos vamos para la oficina y allá llegamos. Estaban otras dos quinceañeras. Yo sabía que él tenía que organizar tres fiestas ese día y por eso le había preguntado si tenía la logística suficiente. Me había dicho que sí. Las otras jovencitas y las mamás también estaban llorando. La respuesta que nos dio es que no iba a perder plata, que no les iba a dar de comer a unos desconocidos”, añadió.
Así las cosas, a la señora Yazmín le tocó pedirle ayuda a su familia para llevar a cabo la fiesta.
“Gasté otros cinco millones de pesos. Yo le dije a Wilson: necesito que me ayude con lo que pueda. Me prestó un vestido de quinceañera, yo compré los ingredientes de la comida y él la mandó a preparar. También me recomendó un maquillador. Lastimosamente las otras niñas no tuvieron celebración. Lo he llamado a decirle que me devuelva el dinero y responde que nos tenemos que sentar para hacer cuentas”, puntualizó.
versión de harold wilson ortiz
En diálogo con Q’HUBO, Harold Wilson Ortiz Vera, diseñador de modas y miembro de la Asociación de Diseñadores de Modas, Escuela y Eventos de Colombia, Adymcol, indicó que en el caso de la señora Yazmín y el señor Gentil, el inconveniente fue que ellos no pagaron todo el dinero de contado: “Ninguno de los dos entregó el dinero en una sola consignación.
Lo hicieron a cuotas y llegó el día del evento y no habían entregado toda la plata. Cuando eso pasa, yo le planteó al cliente que trabajemos sobre el presupuesto que tienen porque el decorador, las personas de la comida no trabajan si yo no les pago por adelantado. A ellos y a otros siempre les he dado la cara y hasta les he dicho que nos reunamos y hagamos cuentas”, expresó. Agregó que ha recibido malos tratos de parte de los clientes y hasta amenazas de muerte.
Pagó 10 millones de pesos
Otra de las personas que se declaró afectada por el presunto actuar de Harold Wilson Ortiz Vera, es Gentil Forero, un tendero de Ibagué. Aseguró que con mucho esfuerzo ahorró para celebrar las 15 primaveras de su hija, pero la fiesta no se llevó a cabo como las fotos ni videos que el empresario le mostró. “El señor juega con las ilusiones de las personas. Ofrece muchas cosas y no cumple”, indicó.
Igual que la señora Yazmín, don Harold aseguró que canceló la fiesta por adelantado. “El señor me afirmó que la fiesta valía 13 millones de pesos, pero que si le pagaba por adelantado, la dejaba en 10 millones. Me conseguí la plata y la cancelé en dos contados. Me mandaba fotos de decoraciones y me decía que todo iba muy bien. Sin embargo, cuando faltaban pocos días para la fiesta me dejó de escribir. El día de la fiesta llegamos al lugar y la decoración no era ni la mitad de lo que prometieron. Llevaron sólo unos arreglos marchitos. Las sillas eran tiffany, pero llevaron rimax. El licor era muy poco y barato. No hubo pólvora, ni serenata. Eso fue el 21 de mayo. Lo llamé muchas veces y nunca me dio una respuesta. A lo último me decían que estaba llamando a una empresa de Bogotá, que estaba equivocado”.