IBAGUÉ. Los nervios, la ansiedad, lágrimas y las ganas de olvidar el pasado se evidenciaron ayer en la casa de Marleny Rincón Páez, quien estaba a la espera de reencontrarse con su mamá y una hermana después de 34 años.
Historia. Las hijas de Rincón Páez decoraron con afiches de bienvenida y bombas la casa de su progenitora en La Gaviota mientras ésta con dolor pero a la vez con ezperanza de sanar las heridas recordó su pasado lleno de espinas tras ser víctima de la guerra de nuestro País.
Cuando apenas Rincón Páez tenía cuatro años, su mamá se separó de su padre Frutoso Rincón y la dejó a su ciudado, desde ese día no volvió a saber de ella ni de sus hermanas.
Rincón Páez fue creciendo con la figura paterna que se volvió todo para ella cuando vivía en Saravena, Arauca. Sin embargo por cosas de la vida con 13 años se fue de la casa rumbo a Bucaramanga, donde un año después se fue a vivir con un Policía, situación que la alejó más de su familia. Al cabo de unos años después, Rincón Páez supo que su padre fue asesinado por el Ejército junto con ocho personas más en un ‘falso positivo’.
Reencuentro. Muchas veces Rincón Páez se sintió sola, le preguntó a Dios el porqué y también le recriminó a su mamá no haber luchado por ella, pero en abril de este año inció la búsqueda de sus hermanas a través de Facebook hasta que las encontró y les envió la invitación.
Rincón Páez también halló a su mamá Benilda, sin embargo su corazón guardaba rencor hasta que sus familiares le contaron que también la había buscado: “No quería hablar con ella, pero me dijeron que estaba muy enferma. Luego me contaron que me buscó en las morgues, hospitales y por todos lados. Supo que estuve en Piedecuesta, Santander que fue donde saqué la cédula, sin embargo perdió mi rastro. Entonces eso me desarmó”, contó la mujer.
Aunque el reencuentro estaba programado para octubre no se dio y desde el viernes sus parientes alistaron maletas y armaron viaje. Ayer a eso de las 4:30 de la mañana Rincón Pinzón recibió un mensaje donde le decían que iban rumbo a Ibagué.
Sobre la 1:30 p.m. los brazos abiertos de Rincón Páez recibieron a las dos mujeres para olvidar el pasado y empezar una nueva etapa sin odios.
