IBAGUÉ. Las condiciones de abandono y el vandalismo en el cementerio del barrio El Salado, Comuna Siete de Ibagué, hacen que parezca escenario de película de terror, ya que la maleza, el deterioro de las tumbas, las basuras y la permanencia de viciosos, provocan que la mayoría de lugareños ya no quieran visitar a sus parientes o amigos en un lugar, donde se supone, debería reinar la paz.
Aristóbulo García, de 73 años de edad, y residente del sector desde 1952, tiene allí sepultados a su papá y a una hermana: “Eso toda la vida ha sido un problema. Acá incluso hubo un proyecto de un concejal para sacar el cementerio para los lados de El País, y abrir acá una calle que saliera al puesto de salud y urbanizarlo”, comentó.
Su esposa, quien falleció en el 2002, fue inhumada en el Cementerio La Milagrosa, donde varias de las personas del lugar prefieren dejar reposando a sus seres queridos por ser más cercano y seguro que el que tienen a pocas cuadras de sus casas: “Lo mejor sería trasladarlo. En El País hay buenos terrenos. Mire el caso del cementerio de la 21, allá urbanizaron y ahora hay gente”, comentó.
Dan más miedo el dengue y los ladrones
Luis Carlos Zárate, de 58 años de edad, indicó que la última voluntad de algunos parientes y vecinos de ser enterrados cerca a su casa, no se cumplieron por las condiciones del camposanto: “Acá da miedo hacerlo. Es que los muertos no asustan, pero los vivos sí. aquí hubo hace años varios asesinatos entre familias que eran enemigas”, manifestó.
María de la Paz Yepes, comerciante de flores desde hace 25 años en la entrada al cementerio, dijo que hace tiempo iban personas extrañas con intenciones poco santas: “Hacían ‘entierros’ porque como no hay vigilancia cualquiera entra y uno no sabe a qué”, afirmó. “Se robaban también las lápidas, y las cruces para sacarles el hierro. A la capilla la dejaron sin la Virgen y sin rejas”, concluyó María de la Paz.
Para Niny Joana Sánchez, vecina del cementerio del barrio La Victoria, el dengue y el consumo de alucinógenos asustan más que las historias sobre supuestas misas negras y almas en pena:
“Una vez llegaron unas personas dizque a filmar una película, pero la Policía los sacó. Ahora no se ven tantas cosas porque la gente llama. Deberían de quitar el cementerio porque hay mucha comunidad por acá”, concluyó Sánchez.
No olvide
* Según las actas de defunción, el primer difunto sepultado en el Cementerio de El Salado fue Humberto Donozo, un bebé de tres meses, el 3 de febrero de 1954.
El lugar se llamó en sus inicios ‘Cementerio del Jordán’.
* También fue fosa común para las víctimas de la tragedia de Armero del 13 de noviembre de 1985.
Habla el párroco
Zamir Pérez, párroco de la Iglesia San Isidro Labrador del barrio El Salado, a cargo del cementerio, afirmó que se ha tratado de tenerlo limpio fumigando con herbicidas, pero los resultados no han sido satisfactorios: “Falta que la comunidad tenga limpias también las tumbas de sus familiares”, dijo.
El párroco, quien lleva dos años y medio en la capilla, sostuvo que se están realizando varios esfuerzos para cumplir el decreto 1447 del Ministerio de Protección Social y las exigencias de la Secretaría de Salud Municipal para mejorar el lugar:
“Vamos a necesitar mucha inversión, y lo que entra al cementerio es poco. La ley exige que debe tener morgue, sala de exhumaciones, y viendo la realidad, tampoco hay el espacio para ello”, agregó.
El cura puntualizó que en caso de que cerrara el cementerio habría un inconveniente grande para la gente de escasos recursos, ya que son los principales beneficiarios: “Hay que hacer una campaña fuerte, porque la gente no conoce la ley, y apenas sepan lo que pasa, sé que estarán interesados en ayudar”, concluyó.
De lúgubre a atractivo
Una de las propuestas de la Junta de Acción Comunal y Asojuntas de la Comuna Siete es que se mejore e incluya al cementerio como atracción del Pueblito Tolimense, con el apoyo de unas entidades rurales vinculadas al proyecto turístico.
“La idea es hacer una minga con los hacendados y en alianza con la parroquia, y levantar unas bóvedas, sensibilizar a las familias que tienen sus antepasados en tierra para exhumarlos y llevarlos a osarios. Vamos a luchar con capa y espada por nuestro cementerio”, dijo Mario Eduardo Rico, presidente de la Junta de Acción Comunal de El Salado.
El líder agregó que se pretende instalar una exposición de arte póstumo para recuperar la memoria histórica de uno de los sectores más tradicionales de Ibagué:
“Queremos contar la historia de cada una de esas tumbas. Allí yace el padre José Antonio Oviedo, gran precursor del barrio. Hizo la ‘Avenida Oviedo’. A las 4 de la madrugada llamaba a la comunidad a ‘boliar’ pica y pala”, comentó.
“ Estamos creando una base de datos sobre todos esos hechos acontecidos en la historia de El Salado”, puntualizó Rico.
“Deben cumplir”: Secresalud
uan Manuel Mosquera, secretario de Salud Municipal, afirmó que hasta noviembre hay plazo para que los cementerios de la ciudad cumplan con las disposiciones requeridas:
“Cualquier incumplimiento es una amenaza a la salud pública. De no hacerlo, se podrían sellar en determinado momento, y la idea es evitarlo”, comentó.
Mosquera dijo también que tienen tiempo suficiente para mostrar por lo menos la voluntad de mejorar las cosas. Sobre el problema de El Salado en cuanto a sus límites con barrios vecinos, puntualizó que se debe revisar el Plan de Ordenamiento Territorial:
“Primero llegó el cementerio que la gente. Es una muestra de cómo se invaden terrenos, y debieron haber cumplido como mínimo una norma de espacios”, puntualizó.
En cifras: 150 millones de pesos aproximadamente, costaría la primera fase de conversión del cementerio en atractivo turístico, según el Presidente de la JAC.
OSCAR BORJA