IBAGUÉ. En cinco meses Carlos Enrique Tovar García y su esposa Érika Johana Susa tendrían a su segundo hijo, pero la ilusión se convirtió en dolor pues su bebé de cuatro meses murió según ellos por negligencia médica en la USI del Salado. “Llegamos ayer (miércoles) a las 10:00 de la mañana porque ella se levantó con un dolor fuerte y estaba sangrando. El médico de turno la revisó, le dijo que no había peligro y le aplicó una inyección”, señaló Tovar García.
Al parecer a la mujer la enviaron nuevamente a su casa en el barrio Modelia Dos, pero el dolor se hizo más fuerte: “Siguió mal y como a las 2:00 de la madrugada empeoró, entonces llamé a la USI para que prestaran el servicio de ambulancia porque donde vivo a esa hora no entran taxis, ni teníamos carro, me dijeron que no era posible entonces me tocó llamar a mi suegro para que un yerno de él nos hiciera el favor y en carro particular la llevamos a urgencias nuevamente. Llegamos y después de 15 minutos la atendieron porque primero tenían que llenar el formulario, pero ella estaba muy mal”, manifestó el denunciante.
Presuntamente después de unos minutos Susa salió desesperada y llorando hasta donde su esposo: “Me dijo que el médico le informó que el bebé murió, entonces la entraron y después salió el vigilante porque el doctor no me puso la cara, me mandó a decir que debía comprar unos pañales porque ella estaba presentando síntomas de aborto, pero ya le habían dicho a mi esposa que el niño había muerto”, indicó el padre.
A eso de las 5:30 de la madrugada Tovar García que se desempeña como constructor fue hasta la Policía y contó el caso: “Ahí si el médico salió a decir que yo tuve la culpa porque no había llevado a mi mujer al Federico Lleras”, señaló el hombre.
Ayer miembros del CTI arribaron a las urgencias para realizar el levantamiento del feto, mientras que la familia de Érika Johana esperaba el traslado a otro centro asistencial y así le practicaran un legrado ya que la placenta no fue expulsada.
