¡Peculiaridades eróticas de ayer y hoy!

Por: Norma Bejarano. Psicóloga – Sexóloga.

Instagram: @normasexologia020 

¿Qué tienen en común personajes como Chopin, Freud, Aristóteles, Elvis Presley, Jean Jacques Rousseau, y Sartre? Que cada uno era peculiar, no sólo en su arte, sino también en el despliegue de su sexualidad. 

Así por ejemplo, a Chopin, unas cartas delatan que le encantaba  retener el semen para no quedarse sin inspiración, creía que el «líquido», como él le llamaba, no debía ir del pene a una mujer sino del pene al cerebro. El compositor le concedía al fluido poderes para las creaciones en su piano. 

De Elvis Presley, se decía que era voyerista, y se afianzó en ello gracias a la marca Sony quien en la época le regaló una cámara que usó para tal fin.

Freud, entra en este artículo debido a que le encantaba enlistar nombres de postres en el oído de Martha mientras hacían el amor, por lo que ella, para no perder la excitación, fantaseaba con el director de su escuela.

Aristóteles no se queda atrás en la historia (erótica), su ardor amoroso por una joven permitió que ésta cabalgara en su espalda con frenos y silla de montar, a la luz de las velas. Las faenas le quedaron gustando. A esos «equinos» placeres se les denominaba en la época: «equus eroticus».

A Jean Jacques Rouseeu, filósofo suizo, le atraía practicar exhibicionismo, gozaba con la verborrea y mostrando el trasero en la calle. La cosa avanzó tanto que a lo último tan solo portaba una piel de oso, o una túnica para  lucir sus posaderas. Y así, Sartre, Jung, y muchos más como ahora Pedro, Paco, Luis, Bellota, Burbuja, Amanda, y Gaviota.

¿Qué es una peculiaridad erótica? 

Para entender el término véalo por separado. 

Peculiaridad: característica propia  de una persona (o cosa), por la cual se distingue de otras.

Erótica: cita o hace referencia a los deseos de las personas como sujetos sexuados. Es aquello que hacemos, aquellas prácticas convencionales o no.

Peculiaridad Erótica: un concepto sexológico que apunta a las diversas alternativas del erotismo de las personas; que les son propias, que los distinguen y que emergen durante todo el proceso de conformación de su sexualidad. También conocidas como expresiones comportamentales o ‘parafilias’ y  son tantas como sujetos hay con capacidad de crearlas o elaborarlas. Son el material del deseo.

¡No es normal! 

¿Que los personajes citados arriba no eran normales? De hecho eran brillantes e ilustres, cultos, intelectuales. También diversos y raros, como todos lo somos, y adopto el título del libro de una colega porque «lo normal es ser raro». El cerebro tiene tropecientos millones de neuronas y cada una hace chorrocientas sinapsis. Así las cosas, entre genes y combinaciones, generación tras generación, todo es un azar y entonces la normalidad no existe. 

Ni temibles ni rechazables. 

Pensar el sexo como coito, o relacionar la sexualidad con genitales, hace que muchas prácticas comportamientos, o conductas que se salen de la norma , sean vistas como vicio, inmoralidad, como aspectos condenables, patológicos, peligrosos o anormales. Si bien es cierto que de todo hay en esta viña y que no podemos calificar cada ‘capricho’ como súper cool, no toda peculiaridad conlleva al riesgo o al peligro. Pues antes de etiquetar ciertas prácticas como amenazantes hay que entenderlas como algo inherente y propio a sí mismo y que con la educación respectiva,  tres dedos de frente, prudencia razonable y ética más que moral, resultan ser cualidades atractivas, sensuales, sanas e incitantes. Símbolo de lo rica y variada que son las eróticas de los seres humanos.

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