No me gusta el sexo con mi pareja ¿Cómo se lo digo?

Por: Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga.  Instagram @normasexologia020

Los buzones sexológicos son como pequeños confesionarios. Diversas cuestiones, dudas, temores, debilidades y vulnerabilidades respecto a la sexualidad humana quedan consignados allí. Preguntas frecuentes, otras impopulares, pero casi todas con un tufillo de insatisfacción que acongoja hasta al más hedonista. Especialmente una que causa mucha angustia  y es, ¿cómo decirle a la pareja que poco o nada nos está gustando el sexo que hacemos con ella? Pues aquí se antepone el miedo a que cualquier  queja o petición en cuanto al tema nos destituya como miembros de honor de la sociedad afectiva. “¿debería decirle?”, “¿espero a ver si esto se compone?”, “¿se lo diré ya o, mejor no?”.

Y es que en ocasiones una sobredosis de sinceridad en cuanto al desempeño amatorio puede ser mortal para la relación y para el otro. Cuando el malestar se instala hay que expresarse y protestar, pero esto requiere talento y prudencia para evitar en lo posible herirle en su rol más susceptible. No hay que caer en un estilo hostigante y humillativo de la autoestima del partner, ya que esto puede llevar la situación a ambientes más áridos y calamitosos.

Reglas de etiqueta para hablar de insatisfacción erótica.

En el menú de la comunicación en pareja  hay que incluir  la conversación sexual con varios toppings (adiciones) de oro que no se pueden desperdiciar, pues van a permitir que el hecho fluya. La comunicación (erótica) eficaz es básica y fundamental para el crecimiento de la intimidad, eso nadie lo pone en duda y cuando se hace bien la evidencia abruma. Al contrario, cuando la coincidencia en lo fundamental es escasa  la hecatombe arrasa. 

  1. Utilice un lenguaje asertivo. No  caiga en la acusación  o el desprestigio amatorio de la otra parte. Así considere que su pareja es torpe en asuntos de cama, evite frases como: “es que no sirves”, “tú eres”, “yo no me siento”, “tú deberías”, “nunca me haces”. Sino que asome el “nosotros”, el “me gustaría que”, “me siento”, “¿qué podríamos hacer?”.
  2. Encuentre el momento indicado. No lo haga en pleno “ajetreo”. Sentido común requiere este aspecto. Cuando sienta que su corteza prefrontal está de su lado, es decir, cuando tenga lógica y razonamiento. Y no cuando lo dominen las áreas más “viscerales” ni las neuronas irónicas.
  3. Hable con claridad. Evite la vaguedad y dejar espacios para suposiciones. Para ser precisos y concisos debemos saber qué es lo que queremos en cuanto a la relación sexual en general. Cada mapa erótico es personal y es usual que haya que marcar la ruta. 
  4. Pregunte, y escuche esas respuestas con mente abierta. A veces no es la explicación que nos dan, sino la interpretación personal, lo que genera el conflicto.
  5. No generalice. Es muy diferente decir: “eres un hielo en la cama”, a expresar: “noto que algo no te deja soltarte del todo cuando hacemos el amor, pero cuando lo logras es genial”. Esa segunda idea permite un cambio en la conducta. 
  6. Pida disculpas. Si en el recorrido de la sexualidad en pareja ha cometido un error y se obtuvo una consecuencia, presente sus respectivas excusas, eso es demostración de respeto, voluntad y afecto. Si son palabras honestas y oportunas seguro serán bienvenidas. 
  7. Póngale sentido del humor: El humor suaviza. Sea menos trascendental, la seriedad extrema produce roces.
  8. Si pese a intentar manejar el protocolo, la situación sexual no mejora, entonces consideren la figura del mediador: Un/a terapeuta de pareja.

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