Aunque el contagio del coronavirus se ha ido extendiendo por algunas de las principales centrales de abastos del país, expertos afirman que no hay evidencias que hagan temer de que a través de los alimentos se pueda contagiar la enfermedad.
Las investigaciones sobre el Covid-19 han mostrado que el virus se propaga principalmente de persona a persona a través de las gotas que salen de la nariz o la boca de alguien infectado al toser, estornudar o hablar. Asimismo, se puede contraer si se inhala o recibe en la boca estas partículas procedentes de un individuo infectado por el virus o por sus propias manos al tener contacto con superficies contaminadas y luego se toque la boca, la nariz o posiblemente los ojos.
Aunque hay indicios de que el virus puede estar presente en algunos casos en las heces, hasta la fecha no se ha notificado ningún caso de transmisión por vía fecal-oral. Tampoco hay pruebas de que sobreviva en el agua, incluidas las residuales.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no descarta que haya otras formas de contagio, por lo que sigue revisando las investigaciones en curso sobre las formas de difusión, teniendo en cuenta que no hay ningún caso confirmado de contagio a través de los alimentos o de sus empaques.
“Efectivamente hay receptores específicos para el nuevo coronavirus en algunos órganos del cuerpo humano como los pulmones, riñones e intestinos que pueden recibir al virus, alterar el funcionamiento de estos y producir manifestaciones gastrointestinales, como diarrea, vómito, dolor abdominal, entre otros”, explicó José Alejandro Mojica, pediatra e infectólogo de la Subdirección de Enfermedades Transmisibles del ministerio de Salud.
Existe una hipótesis en la que se afirma que, una vez el Covid-19 se instale en el cuerpo y afecte los diferentes órganos, es expulsado por las vías respiratorias y a través de las heces. Esta teoría se dio a través de la observación de casos en el norte de Italia.
Ante este hecho, Mojica resaltó que “si bien no se ha confirmado, las secreciones intestinales, en las que esté presente el virus, pueden ser una fuente potencial de transmisión; las manos, en este caso, al estar al contacto con heces infectadas, sean el vehículo que la lleve a la boca”.
Por el momento, no se descarta una alta correlación entre el Covid-19 con las complicaciones gastrointestinales. Según un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) tres de cada diez adultos que contrajeron la enfermedad (33%) desarrollaron síntomas gastrointestinales como diarrea y vómito, mientras que en la infancia solo uno de cada diez niños (11%) sufrió las mismas complicaciones.
A pesar de que no se ha encontrado relación entre el Covid-19 y los alimentos, Mojica recomendó a la población el lavado de manos con agua y jabón antes de ingerir algún alimento, realizar una debida limpieza y un especial tratamiento a los alimentos para garantizar la seguridad de estos. Aunque el virus sobrevive algún tiempo en las superficies, probablemente el riesgo de propagación a través de los alimentos y sus empaques sea bajo. “Se requiere un cuidado especial con los víveres crudos. Estos deben ser hervidos o lavados correctamente, o caso particular, consumirse lo más cocido posible, para evitar potenciales microorganismos patógenos para el cuerpo humano. No olvidemos que son indispensables las medidas generales de lavado e higiene de manos, limpieza y desinfección de superficies, el uso de tapabocas en sitios de máxima afluencia y el distanciamiento social”, concluyó Mojica.