«No dieron ni las condolencias»

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IBAGUÉ. El próximo 27 de junio Juan Carlos Rippe Pachón cumpliría 45 años de edad. Tenía 20 años de casado, tres hijos, una menor de edad, y hace tres años vivía en la casa 11 de la manzana 68 en la Tercera Etapa de la Ciudadela Simón Bolívar de Ibagué.

Además de su familia, vivía y respondía económicamente por sus padres: Alba María Pachón y José Orlando Ripple (era el único hijo de la pareja).

 

Esa mañana. Ese día, el 24 de mayo, “estuvo toda la mañana en la casa. Trabajaba dos días de noche y dos de día. Como estaba trasnochado, durmió un rato y después se levantó a hacer un informe para la empresa y lo alcanzó a enviar por internet. La tragedia pasó a las 12:20 del mediodía”, le contó a Q`HUBO su esposa, Gioconda Rengifo Ramírez.

#Los hechos. “Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Yo estaba en la cocina haciendo el almuerzo, él estaba acostado en el sofá viendo televisión y el camión de Bavaria estaba justo frente a la casa. De un momento a otro escuché ruido, unas voces, miré y mi hijo ya no estaba en la sala. Salí a la puerta y estaba ahí tirado en el andén. Yo me le tiré encima para protegerlo pues un hombre le estaba apuntando con el arma pero ya le había pegado el tiro en la cabeza. Yo le decía: No lo mate, no lo mate. Nosotros no escuchamos el tiro”, recordó su madre Alba María Pachón.

“Estaba vivo todavía. Yo lo acariciaba y el sólo me miraba y respiraba rápido. Esperamos como 10 minutos pero como ninguna ambulancia llegó, un taxista nos hizo el favor de llevarlo a la Clínica. Un delincuente se montó en la moto y le dijo al otro: Vámonos. Nadie intentó seguirlos”, agregó la mujer.

 

Ni las condolencias. “Mi hijo expuso su vida por un chofer y dos vendedores de Bavaria y la empresa nunca se pronunció y eso duele. Duele que hoy por hoy una vida valga tan poco”, aseguró el padre de la víctima, José Orlando Ripple.

“Queremos que se haga justicia. Le pedimos a esas personas que vieron los hechos y saben el paradero de los delincuentes, que informen a las autoridades. Si mi hijo hubiera matado a alguno de los atracadores, tal vez estuviera en la cárcel”, puntualizó doña Alba María, sentada en el mismo lugar donde Juan Carlos pasó las últimas horas de su vida.

 

Otros datos:

 

Según su familia, él no era pensionado. Estuvo dos años en el Ejército pero en la toma de las Farc a La Uribe, Meta, en 1998, vió morir a dos compañeros y renunció a la Institución.

 

Días antes de su muerte, el vigilante estaba pensando en entregar o vender su arma de fuego pues el pago del salvoconducto significaba un gasto más.

 

5

millones de pesos es la recompensa que ofrece la Alcaldía a quien de información sobre los

victimarios.

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