IBAGUÉ. Los abrazos no faltaron para consolar a las dos hijas del Fiscal y la abogada que murieron en medio de una tragedia por problemas maritales. Ayer en la iglesia de Santa Ana se llevó a cabo las exequias de la pareja.
Historia. Sobre las 4:00 de la tarde, las dos carrozas fúnebres llegaron al tiempo. Allí una calle de honor por miembros del Cuerpo Técnico de Investigación, de la Fiscalía a las afueras del templo y otra por estudiantes del colegio Comfenalco con rosas blancas esperaban a los féretros del Fiscal Sergio Ramiro Sotelo Pinzón, quien asesinó de un disparo en la cabeza a su esposa la abogada, Diana Marcela Rodríguez Ramírez y posteriormente acabó con su humanidad el martes en la noche delante de sus hijas de 12 y 15 años de edad en el barrio San Remo.
A la iglesia no le cupo ni un alma más, pues cerca de 300 personas asistieron a la eucaristía a despedir a sus amigos, compañeros de trabajo y seres queridos. A algunos no les importó el sol, pues esperaron hasta el último momento en el que el sacerdote pronunció “dales señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua”.
Entre lágrimas y cánticos, las menores de edad recibieron las condolencias de los asistentes y de sus amigos de colegio, quienes les entregaron rosas blancas.
Una vez se acabó la misa sobre las 5:00 de la tarde, la trompeta de la banda marcial del colegio Comfenalco despidió al Fiscal Noveno de la Estructura de Apoyo y a la profesional del derecho. Inmediatamente los agentes del CTI hicieron un camino por donde pasaron los ataúdes, que fueron llevados al Parque cementerio de Los Olivos, vía a Buenos Aires donde su destino final fue la cremación.
