Miles de abuelos luchan en las calles de Ibagué por su sustento

IBAGUÉ. Según lo reveló el más reciente Censo Nacional de Población y Vivienda que realizó el Dane, el Tolima es el quinto Departamento con mayor número de habitantes de la tercera edad en Colombia.
El aumento de la población mayor de 60 años determinó que el país está envejeciendo. En 1985 la cifra era del 3.98 por ciento de ciudadanos en edad longeva, mientras que en 2018 aumentó a 9.23 por ciento.
En Ibagué, la estadística se refleja en el elevado número de ‘abuelitos’ que trabajan en la informalidad para conseguir su sustento. Conozca la historia de algunos, que sin aspirar a una pensión o acceder a los servicios de salud, sobreviven recorriendo las calles de ‘La Musical’.

Detalles
Como empleado, Luis Herley López Mejía cotizó por más de 12 años su salud y pensión, pero viajó desde Villavicencio a Ibagué en busca de nuevas oportunidades para él y su esposa, debido a que veía inalcanzable la posibilidad de recibir esos recursos durante la vejez. “Ya no pago pensión porque quedarse con esa plata es un privilegio de pocos y preferí montar un negocio en Ibagué. Desde hace cuatro años me recorro las calles en inmediaciones de la Plaza del Jardín, para ofrecer limonada, empanadas, salchichón, tinto y otros productos que prepara mi esposa para la venta”, indicó el hombre de 64 años.
Aunque físicamente dice estar ‘entero’, el adulto mayor se somete al sol y a la lluvia con tal de llevar el sustento para el hogar que conforma junto a su compañera y socia. El hombre, oriundo de Armenia, llega cada mañana y tarde a las estaciones de servicio de la zona, ferreterías y talleres, con el propósito de ‘antojar’ a los transeúntes y lograr así costear los gastos en su casa. “Tenemos acceso al Sisbén y mucha fe para seguir adelante en cada batalla que llegue”, sostuvo el comerciante, que integra la población de cuatro millones 626 mil ciudadanos mayores de 60 años que habitan en Colombia, según las cifras del Dane.

La Alcaldía
Pese a la inversión de 14 mil millones de pesos que dispuso la Administración municipal para la atención integral de personas de la tercera edad de Ibagué, son muchos los ancianos que permanecen desprotegidos en las calles sin el apoyo de sus familiares y de los entes gubernamentales. Sin embar-go, están aferrados a la vida, a la lucha diaria y a la esperanza de sobrevivir gracias al trabajo que desarrollan con el ‘rebusque’ por las carreteras de La Musical.
Entre los recursos destinados a la población adulta mayor de Ibagué, se reconoce la implementación del Modelo Integral en Salud al Adulto Mayor (Mias), el subsidio de 75 mil pesos mensuales que les otorga el Gobierno nacional, así como los comedores comunitarios y actividades de recreación habilitadas por el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo en diferentes sectores de esta capital.

Una dulce prueba de vida 

Hernando Palacios Hernández, cuando estaba en su época de colegio, aprendió a fabricar algodones de azúcar y luego de salir del Ejército, se dedico a venderlo para sacar adelante a su esposa e hija. “Completé 30 años vendiendo algodones que fabrico en mi casa ubicada en el barrio Independiente, de donde salgo todas las mañanas hasta el barrio El Salado y me devuelvo. Gracias a mi trabajo sostengo a mi familia y pude darle el estudio a mi hija, quien se graduará como administradora de Negocios Internacionales”, dijo el comerciante de 64 años. Hernando se imagina una vejez con el mismo sacrificio de ahora porque “toca seguir adelante y perseverar hasta lo que más pueda. Soy consciente de que no tengo el mismo físico de antes y me fatigo en las caminatas, pero como no pago ninguna pensión, no puedo parar de trabajar”. Él lleva tres años tratando de acceder al subsidio del adulto mayor, sin éxito.

Hasta que la muerte los separe 

José Antonio Machado tiene 76 años y junto a su esposa de 73, recorre la Plaza de Bolívar en busca de su sustento diario. Mientras él deleita a los transeúntes con helados, ella ofrece tinto que prepara cada mañana en la vivienda que tomaron en arriendo, ubicada en la calle 19 con carrera Primera. Los abuelitos completaron 53 años de casados y aunque se benefician con el subsidio del adulto Mayor y una contribución de sus hijos para el mercado, deben costear los gastos de vivienda y los demás costos de la vejez. “Empecé vendiendo fritanga y hace poco me decidí a distribuir helados. Con mi esposa, salimos todas las mañanas y nos traemos el almuerzo mientras vamos reuniendo lo del diario y sobre las cuatro de la tarde termino la jornada”, indicó don José.

 

Laura Martínez

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