Mi pareja pide probar cosas «raras» en el sexo

Por: Norma Bejarano. Psicóloga – Sexóloga.  Instagram @normasexologia020

Sucede que una mañana su pareja, a la que le gustaba desayunar huevos revueltos y café en leche, desea incluirle un ingrediente más potente a esa primera comida del día. De repente, incorpora en su plato judías de soja, cuyo olor está entre calcetines viejos y queso munster, algo que a usted le extraña. Incómodo y todo, los gustos son una experiencia individual; cosas que atraen a una persona, a otros no les despierta ningún interés. Tampoco son patrones rígidos, pues cambian según la “temporada”  y tenderán a irse por líneas (y menús) divergentes.  Igual en el sexo. Una persona en la medida que pasa el tiempo evoluciona, y aunque esté en pareja y comparta intereses comunes, necesitará desplegar los propios.

No existe lo raro, existe la diversidad

A consulta llegan toda clase de situaciones referentes a la diferencia de apetencias y deseos. A  veces son eventos ligeros como que ella anhela que le practiquen sexo oral y él no, o, uno quiere tener sexo el sábado y el otro el domingo. Pero también arriban consultantes con temas más cachondos que han sacado al partner de su zona de confort; queriendo llevar a cabo cosas ´insólitas´, como que lo azoten durante el aquello, o que lo escupan y le digan palabras calientes. No es un tema de excentricidad, es cuestión de gustos personales, motivaciones, curiosidad por otros placeres y estímulos. Porque la sexualidad es así, diversa, sólo que por  llevar a cabo una actividad sexual por tanto tiempo, y que parece da satisfacción, o es favorita, se cierra  la puerta a otras alternativas que existen desde siempre. Es importante conocer que hay múltiples opciones así no se practiquen, con mente dispuesta y sin prejuicios, porque en algún momento del día nuestra pareja pueden mostrar su apertura a la experiencia y soltar la perlita erotofílica o su pasión por otras cosas a nivel erótico.

Conductas eróticas muy normativas.

En todas las culturas se crean reglas (sexuales) con patrones morales que la mayoría de las personas y parejas incorporan en sus vidas. Es decir, existen ciertos parámetros, estándares, prácticas, eróticas, que la gente considera “normales” por el hecho de que casi todo el mundo las ejecuta. Así las cosas, las personas que viven bajo esas conductas eróticas sistemáticas, creen que su pareja se “desvío”, se o convirtió en un bicho raro, cuando se sale del carril. Han llevado durante tanto tiempo su relación bajo modelos como el coito, que ante la petición de incluir algo novedoso lo perciben como una amenaza. 

¡Comprender para no espantarse!

Es bueno entender y comprender que si ese deseo o conducta expresada no interfiere en la relación, la salud, el trabajo, lo emocional, la justicia, etcétera, no hay lio sino más bien una posibilidad interesante de enriquecerse a nivel sexual  y conocerse en pareja desde otros puntos de vista. Fuera de lo normativo, lo habitual, lo políticamente correcto, lo que “Dios manda”, existen muchas variantes y  peculiaridades eróticas la gran mayoría inocuas y legales: fetichismos, juegos de roles, BDSM, y largo etc. que hay que tomar con mente extendida, con análisis, una buena dosis de información y bastante comunicación, porque la diversidad en el sexo generalmente es un valor y no un problema ni un cambio anómalo. Cada persona es un mundo en todos sus terrenos, que merece empatía y respeto. Por último, si la petición o confesión “sexosa” ha ocasionado un impacto traumático, hagan un paso por la consulta profesional para que gestionen la apertura y puedan hacerlo asumible.

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