Madre e hijo fueron atacados por su perro

IBAGUÉ. Cuando Diana Carolina Romero Triana y su hijo de 14 años de edad, pretendían darle comida al perro que era su mascota, este los atacó a ambos. Los dos resultaron con heridas de consideración en sus extremidades.

Historia. El caso sucedió el lunes en la tarde en la vereda El Colegio, que queda a hora y media del casco urbano de El Salado: “El niño bajó a darle de comer, a desamarrarlo porque tenía unas cadenas grandes, como no pudo bajé a ayudarlo”, refirió Romero Triana.
Pero lo que ninguno esperaba era que ‘Toreto’, como llamaban al Pitbull, los iba a atacar.
“El perro comenzó a batir la cola y a brincar, el niño le dijo quieto, quieto y comenzó a mirarnos feo, feo a los dos. El perro se me tiró a la cara y le mandé el brazo, me lo volvió nada porque estaba encarnizado. Al niño lo cogió por defenderme y espantarlo, se metió y lo mordió en las dos piernas y los dos brazos, en uno le rompió un hueso”, contó la progenitora.

Angustia. ‘Toreto’ no quería soltar a su dueño y en medio de llantos, Diana Carolina pidió ayuda pues en el momento su esposo estaba en un cultivo.
Al escuchar la algarabía, algunos habitantes de la zona se acercaron y el compañero sentimental de Romero Triana apareció para auxiliar a los suyos. Al final, ‘Toreto’ fue asesinado.
No obstante, debían ir a un centro asistencial, por lo que llamaron al carro que hace línea hacia la vereda y sobre las 3:00 p.m. este arribó por los pacientes.
Tras una hora de recorrido en el vehículo llegaron a la Unidad de Salud de Ibagué en El Salado.
“Yo pedía auxilio, ayuda, pedía camilla para que nos colaboraran porque fue impresionante”, refirió la afectada.
El canino de raza peligrosa ocasionó daños en uno de los huesos del brazo izquierdo del adolescente por lo que requería una remisión al Hospital Federico Lleras Acosta, que se dio ayer en la mañana.

Regalo. ‘Toreto’ llegó a manos del jovencito porque un primo se lo regaló.
Su madre contó que 15 días atrás el niño arribó a la casa con el animal, pero pese a las advertencias que esta le hizo por el peligro que representaba se quedó en la casa, ya que el hijo le indicó a su mamá que el perro tenía bozal.

Espera. Mientras Carolina esperaba la remisión al centro asistencial no sabían si el ‘can’ estaba vacunado contra la rabia, pues los anteriores dueños no les dieron razón.
Además, relató que en el sector donde vive hay una docente que también tiene perros de esta misma raza y teme que pase algo similar.
Carolina no quiere que ninguna persona sufra lo que vivió ella y su hijo tras el ataque del perro.

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