Norma Bejarano Psicóloga-Sexóloga/Instagram @normasexologia020
Tome el pollo, retire sus interiores (los del pollo), lávelo muy bien. Antes, precaliente el horno a 375 grados Fahrenheit. Unte toda la piel con la mezcla para marinar. Cuando el horno esté bien caliente ponga el pollo adentro durante una hora y luego disfrútelo.
Preliminar viene de prae ‘antes de’, y liminaris ‘del umbral’, ‘de la puerta’. Designa cualquier cosa que se antepone a un tema de mayor envergadura, haciendo ver que todo lo que se haga antes de la puerta es un requisito y que lo fundamental será la entrada.
¡Un modelo coitocentrista!
Los llamados preliminares son acciones que van antes del coito, pasos preparatorios que permiten la “correcta” realización del ‘sexo’. Los sexólogos ya no empleamos la palabra ‘preliminar’, pues tenemos otra comprensión del sexo, y discutimos el modelo normativo o convencional centrado en el coito, es decir, el modelo coitocentrista; un esquema que no ha permitido durante mucho tiempo que la gente se imagine la existencia de otro tipo de actividades sin esa noción pene-trativa. No podemos reducirnos a coitos, y tampoco nuestro Ars Amandi a follar. Ni cópula ni follar traducen la riqueza de los encuentros amatorios, llamados con más frecuencia, sexuales.
¡Sin necesidad de llegar a “más” se puede disfrutar!
La sexualidad y su ejercicio variopinto alejado de los fines (re)productivos no es problemática. Si los sujetos tienen otras representaciones en sus cabezas al margen del coito, y se satisfacen en esos juegos (denominados “prolegómenos”), organizando su placer a través de ellos, es porque prefieren recrearse y quedarse ahí, y para estos esa es su idea de sexo. Pese a las voces que todavía juzgan las coitofugas, cada práctica erótica que nos vincula entre sujetos es tan valiosa y autónoma que es posible obtener de ellas el disfrute sin tener que vernos obligados a ir por “más”.
¡Los preliminares también son sexo!
Leemos titulares como “la importancia de los preliminares para el sexo”. Sin embargo, los preliminares también son sexo. Suele pasar que el principio del rendimiento hace del sexo una carrera de obstáculos en la que hay que enfocarse en un objetivo. La ideología de la producción da una concepción meramente utilitaria al sexo. Nos han dado una visión errónea del acto sexual donde existen preliminares y por ende un gran acto central que es el coito. Pero el sexo tiene lugar sin este. Los “preliminares” son sexo porque son parte de la amatoria personal, de los deseos, lo que gusta, conecta, estremece, excita, o sensualiza. Una relación sexual es grata y (para los amantes de la completitud) completa, a través de las diversas maneras de contactar: besos, abrazos, caricias, masturbación, el uso de algún juguete, estimulación oral, etc. sin tener que recurrir al coito El sexo no tiene que cumplir pasos o etapas, el encuentro amatorio o sexual es todo un juego y no una práctica en la que hay juegos preparatorios.
¡No hay prácticas de segunda!
Hay que romper el tópico de que existe una práctica sexual “correcta”. Parece que la sexualidad se aprecia mejor sobre la línea que va desde el respectivo beso hasta el coito. Lo demás se considera un comportamiento de simples pasos, o preliminares que no acaban de alcanzar el rango de práctica amatoria, erótica o sexual. Las eróticas que no giran alrededor de una intención coital no deben considerarse de segunda. Cuando alguien dice, por ejemplo, tuve un encuentro de puras caricias, se le refuta su idea con que no fue real porque no hubo una penetración. Aún así muchos sujetos consideran estas interacciones como absolutamente satisfactorias.
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