Edwin Gutiérrez qhuboibague@gmail.com
El pueblo Rrom – Gitano llegó al país entre las décadas de 1930 y 1940 y se asentó con sus campamentos en varias regiones. En Ibagué, ubicaban sus toldos en terrenos desocupados y a mediados de la década de 1960, decenas de familias de este grupo étnico instalaron carpas en el lote que hoy ocupa el barrio La Floresta y en el Jordán primera etapa.
Origen del pueblo Rrom
Los Gitanos, también conocidos como comunidad Rrom, son un pueblo tradicionalmente nómada que tiene su origen en el norte de la India en el siglo X, esto luego de ser excluidos por la sociedad de castas Brahmánica y migrar hacia Europa oriental y occidental.
De acuerdo con la Unidad de Víctimas, a Colombia llegaron en dos oleadas, la primera durante la conquista española, cuando un buen número de integrantes viajó a América y una segunda oleada, que se dio “en las guerras mundiales, donde expulsados de Europa, llegan al país para iniciar su itinerancia por la costa Caribe. Por la frontera sur (desde el Ecuador), llegan estas comunidades para habitar el departamento de Nariño”.
Los gitanos en Ibagué
A Ibagué se calcula que los gitanos llegaban con sus campamentos y caravanas de carrozas en la década de 1930 y se asentaban en terrenos ubicados en lo que hoy son las canchas de fútbol del barrio San Simón, a la carrera Quinta con calle 80 o a la antigua plaza de ferias, donde en la actualidad queda el parque Andrés López de Galarza.
A mediados de la década de 1960, armaron un gran campamento en el lote donde hoy queda el barrio La Floresta y la cancha de Carrenales, así como en otros espacios ubicados en la primera etapa del Jordán. Allí estuvieron durante alrededor de 20 años, hasta la mitad de los años 80, cuando levantaron los toldos y se marcharon a otro lugar. Algunos ibaguereños que vivieron durante esa época en el Jordán, recuerdan varias anécdotas con los gitanos.
Según ellos, se caracterizaban por fabricar utensilios de cobre como pailas, ollas, olletas y fondos para los trapiches de panela; otros domaban caballos con técnicas increíbles y convertían a los animales flacos y viejos en verdaderos ejemplares. También hacían sillas de montar en cuero y otros productos de talabartería. Las mujeres, que vestían trajes largos y cubrían sus cabezas con pañoletas, adivinaban el porvenir a través de la quiromancia, que consiste en la lectura de la mano. Además leían las cartas.
Un gitano conocido como Lalo, se casó con una mujer de nombre Ana, quien era habitante del Jordán, algo poco usual en esa comunidad para aquella época. “También vivieron en lo que hoy en día es la casa de la señora Consuelo y sus hijos, los Castaño y los Gómez, íbamos a ayudar a prender con un soplete el carbón donde hacían de comer, por cierto muy deliciosa la comida que preparaban, o a jugar con las almohadas de pluma de ganso”, recuerda Edith Huelgos, habitante del barrio.
Don Orlando Vásquez Montiel también vivió en el barrio en aquella época: “Cuando llegamos a ese sector, los gitanos tenían un asentamiento frente a Carrenales y donde había una cancha de tejo, compraban en la tienda esquinera frente a la manzana 10.
“Año 1973, era una numerosa población y muy buenas personas. Había una chica bonita de nombre Samira y recuerdo otra de nombre Esmeralda”. También organizaban bodas, cuya celebración podía durar semanas enteras”, aseguró el ciudadano.
DATO
En la actualidad, hay varias Kum-panias o comunidades de gitanos en el sur del Tolima e Ibagué, donde hasta 2021 había 25 familias conformadas por alrededor de 80 personas.
Tome nota
Según la Unidad de Víctimas, los gitanos son una sociedad patrilineal, su idioma oficial es el Romaní y se organizan en torno a las Kumpañy (Kumpania), que consiste en un grupo de familias que deciden habitar un mismo espacio. Los representantes del pueblo Rrom son los Seré Rromengue (hombres casados con hijos y aceptados por la comunidad como líderes), que resuelven todas las controversias y otros aspectos en un tribunal (o Kriss).
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