¡Los beneficios del sexo!

Foto Internet/ Q’HUBO

Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga.

Hay una frase sugestiva de la psicoterapeuta belga, Esther Perel, que dice: “Uno podría decir que el sexo no es algo que haces. El sexo es el lugar al que vas. Es un espacio al que entras dentro de ti mismo y con otros u otros”. Y con la que recordé un escrito del filósofo Martín Heidegger, que habla de construir y habitar. Allí hace énfasis en la importancia de edificar pero no con una intención utilitaria, rentable, o de posesión, sino con el propósito de fundirnos en una relación habitable, íntima, que nos faculte estar cobijados, libres, contentos, y llevados en paz. Actualmente se nos prescribe el sexo, y se nos invita a construirlo innovando, penetrando, eyaculando, orgasmando, rindiendo; entre más, mucho mejor, para obtener, ¡cómo no! réditos en la salud. Pero ¿lo habitamos? ¿hace cuánto no consideramos la otredad y alteridad, es decir, no nos perdemos en un cuerpo (en el propio y el del otro) y en ese espacio de complicidad creado? Lo que hace posible el habitar humano es una mezcla de biografía, experiencias, memoria, compartires. Hoy por hoy las personas van al sexo pero no se demoran, no habitan. La mera desnudez, lo accesorio, la ausencia del ritual, lo inmediato, hacen factible transitarlo, pero no vivirlo.

1. ¡Habitar el sexo!

El sexo sufre una acumulación de información pueril; técnicas, y espectáculos, que nos hacen superficiales y nos atrofian ese a dónde ir y habitar. Morar el sexo significa permanecer, abrigar y cuidar. Sentir satisfacción, libertad y sosiego. El habitar implica labrar para aclimatarse, descubrir y dejarse surgir. El rasgo fundamental del habitar es velar para ahuyentar las disfunciones, los daños y las amenazas, y eso es lo que da frutos. La sexualidad también es una dimensión que se piensa, que se aprende y se cultiva.

2. ¡La satisfacción sexual un provecho del sexo!

La satisfacción sexual tiene que ver con encuentros que se complementan más allá de los arranques excitativos, y las áreas comunes. La satisfacción sexual es la suma de aspectos importantes que van en el estar, la protección, la honestidad, la sintonía erótica. El regocijo en el sexo es contar con la sensación de reciprocidad de afectos, y emociones. El aprecio, el buen trato, los intercambios, y la vinculación nos liberan para poder acercarnos a ella. La satisfacción se logra al ‘pertenecer’, así sea a través de un encuentro casual e incluso solitario. Y una vez más, el sexo satisfactorio se disfruta sin miedos, culpas, vacíos, dolores, manipulación ni frustración.

3. ¿Cómo obtener los beneficios del sexo?

Al sexo lo podemos conectar como lo mejor o lo peor de nuestras vidas, depende de la mirada que tengamos, y como nos relacionamos con el, Para obtener los beneficios del sexo, este ha de ser libre, placentero, con gestos voluntarios, autónomos, deseados; que exprese o siga la pista de nuestros deseos. Si el sexo no está anclado a esto no agrega nada a la salud ni a la calidad de vida. El sexo otorga beneficios cuando nos hace sentir bien. El disfrute llega cuando pensamos más en la conexión y menos en los imperativos del rendimiento o en las conductas preestablecidas y sus necesarias activaciones. El sexo que promete bienestar y beneficios es el que nos posibilita conocer(nos).

He cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones… Me ha permito percatarme de la alteridad de la tierra, la tierra tenía peso, todo lo hacías con las manos.

Byung-Chul Han

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