Norma Bejarano Psicóloga-Sexóloga
Instagram:
@normasexologia020
Dice Fernando Savater, que la novedad es el progreso de los tontos, del tonto que cree que lo que viene después de lo que ya está, es mejor. Y sigue, “la novedad puede ser un desastre; avance es defender lo bueno de lo que hay y no inventar modas”.
“Conozca las 10 tendencias en el sexo”, “5 nuevas prácticas sexuales imperdibles”, “la práctica erótica que rompe tópicos y estereotipos”, y así, un resto de opciones reencauchadas que le obnubilan el sentido crítico y reflexivo a muchas personas. Es que el mundo va tan rápido y hambriento que no alcanzamos a cavilar sobre el impacto de las “modas” en nuestras conductas.
¡Los neologismos en el sexo!
En el afán de adaptar y actualizar todo a la época, a las necesidades, y al consumismo, surgen los neologismos (del griego neo, “nuevo”, y logos, “palabra”); formas de hablar que se incorporan a un idioma. En este caso, al idioma del sexo, donde las eróticas casi todas son ‘arcaísmos’, por ende hay que desempolvarlas para hacerlas apetitosas.
Los neologismos del sexo no pasan de ser modas que una vez se adhieren o normalizan en el contexto pierden el encanto, haciendo necesario sacar más palabras como estrategias comerciales. El desastre de lo que habla Savater, es que crear se hace una constante inevitable, generando una impresión de cambio pero preservando lo mismo: fingidos acontecimientos presentados como revolucionarios.
¡“Expertos” de turno!
Las “nuevas” tendencias en el sexo son aprovechadas para motivar falazmente a la gente a salir de la mojigatería, o del tabú, de manera llamativa, cosa que no los perturbe, utilizando una sociedad ávida por estar a la última moda. Pero, ¿de qué sirve estar “In”, si se mantienen “Out” con las mismas dudas, errores de comunicación, prejuicios, pobre educación sexual, temores, o dificultades para interactuar con el otro? Detrás de esto vienen los “expertos” de turno publicando y vendiendo humo, para ganar clientes y seguidores, ofreciendo eróticas que por fin nos llevarán al infinito y más allá. Apuros ‘pachuchos’ de llamar la atención creando la necesidad, no de vivenciar un buen sexo, sino de consumirlo.
“¡La moda pasa, el estilo permanece!”
Dijo Coco Chanel, “la moda pasa pero el estilo, permanece”. Y por estilo que no por moda, hay que educarse en materia sexual sin tanta estridencia. Nuestra peculiaridad es lo que nos diferencia de manera sencilla, así que no seamos los tontos que creemos que detrás de un “neo” viene algo mejor. “Nuevo” o lo que parece, no tiene mérito si la educación, las creencias, los pensamientos, se mantienen viejos. Lo fresco es rescatar lo favorable de lo que tenemos.
¿Prácticas novedosas?
Pasen por “el jardín perfumado”, “el Kama Sutra”, “la vida erótica de los filósofos”, para que vean que descubrir que el agua moja no es nuevo. Prácticas como el cubbing, petting, slow sex, booty call, o el dogging, por ejemplo, no son la invención. En su orden, ya en 1978, manolo, un “cachorro” de 35, “enamoró” a la abuela de 75 de su mejor amigo. Hacerse cariños con ropa, en los 80’s lo conocíamos como bluyineo. Siempre hemos tenido la opción de interactuar sexualmente, sin afán. El sexo telefónico sin compromiso viene desde las ‘party lines’ de los 80s y 90s. Y sexo en lugares públicos vemos en las películas de Hollywood: recuerden la escena de “Infidelidad” donde ella y el amante se desfogan en el baño de la cafetería. Así, nada “neo” ni bajo la luz de la luna; pues hasta bajo los claros de este satélite muchos han hecho el amor.