Lo mató la mala intención

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IBAGUÉ. Rigoberto Guzmán trabajaba surtiendo productos en droguerías de la Ciudad. Para cumplir con su ruta del viernes llegó hasta el barrio Pedregal, pero en lugar de entrar a la urbanización decidió dejar su vehículo por la Avenida Ambalá con Calle 83.

Al cruzar la vía para llegar hasta la droguería Rebaratas.Sion, fue atropellado por Héctor Lozada, conductor de una motocicleta Pulsar color azul, a la 12:35 de la tarde.

En el duro accidente tanto motociclista como peatón resultaron heridos. Gúzman, de 51 años de edad, tuvo un trauma craneoencefálico moderado y fractura de fémur y de pélvis.

Por su parte, y de acuerdo con el informe entregado por la Policía de Tránsito, Héctor Lozada Díaz, de 21 años, sufrió fractura de cúbito y radio izquierdo y trauma lumbar.

Guzmán fue trasladado hasta la Clínica de Saludcoop, donde ingresó a la 1:00 de la tarde y recibió atención por el trauma en la pierna.

“Ellos le tomaron una radiografía porque estaba atragantado con el puente dental pero no se lo sacaron, no le pudimos dar ni agua”, comentó Camilo Guzmán, hijo de Rigoberto.

 

Mala atención. Siendo las 6:30 de la tarde los médicos decidieron trasladar a Rigoberto hasta al Hospital Federico Lleras para realizarle una resonacia magnetica en la cabeza.

“Ellos sólo le miraron la pierna y lo más importante era el golpe de la cabeza”, agregó Camilo.

Una vez Rigoberto Guzmán llegó a la sala de urgencias del Federico Lleras tampoco se le pudo realizar el TAC, pues la máquina se encontraba en mantenimiento.

Aún con el puente dental en la garganta, pues requería de una cirugía para ser removido, ingresó a la UCI donde sufrió dos paros cardiorespiratorios y finalmente a las 2:10 de la madrugada del sábado falleció, luego de un nuevo paro que le generó muerte cerebral.

 

Paseo de la muerte. “Nosotros no entendemos por qué no lo llevaron a Asotrauma o a otra clínica, pensamos que es porque el seguro de la moto que lo atropelló estaba vencido”, aseguró el hijo.

Así mismo, explicó que durante todo el tiempo que estuvo en Saludcoop no le revisaron las heridas de la cabeza, que eran las más importantes, además del objeto en la garganta, por el que el hombre no quería dejarse colocar el cuello ortopédico.

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