REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
La familia Brochero, completa ya dos años sin tener noticias de Julián, el joven ibaguereño que un día salió de su casa a caminar y no regresó.
El paradero del muchacho, que tiene una condición especial y que para entonces tenía 20 años, es todo un misterio. Es como: ‘si se lo hubiera tragado la tierra’. Aunque al principio de la búsqueda, la familia recibió algunas llamadas de personas que aseguraron haberlo visto, ninguna acertó.
Según Miriam Brochero, mamá de Julián, la ayuda de las autoridades ha sido poca. Solo a los días siguientes de la desaparición, un policía cercano a la familia, Defensa Civil y un investigador de la Sijín, lo buscaron por las montañas de Ancón Tesorito, en la Comuna Dos de Ibagué.
Muchas veces, familiares y amigos cruzaron el camino que comunica a este sector de la ciudad con Calambeo, pero no lo encontraron. También recorrieron varios municipios del Tolima, pero nadie informó que lo hubiera visto.
En todo este tiempo, la familia solo tienen una pista: el testimonio de un habitante de Ancón Tesorito, que les aseguró que el 27 de julio de 2020, a eso de las 2 de la tarde, cuando él bajaba en un caballo, se encontró a Julián en el camino.
De acuerdo con el testimonio, el muchacho le pidió agua. “El señor aseguró que no pudo ayudarlo porque no llevaba ni una gota del líquido vital. No obstante, según dijo, cuando el hombre estaba de regreso, no lo volvió a ver”, recordó la señora Miriam.
Creen que está vivo
A pesar del paso del tiempo, los familiares, en especial la señora Miriam y su hijo Edwar Camilo, hermano de Julián, expresan que están seguros de que él está vivo.
“El vacío que sentimos en la casa es muy grande. A veces escuchamos sus pasos o el sonido de la puerta de su habitación. Yo he soñado con él. En uno de esos sueños, me dijo que estaba en una finca, que se lo habían llevado, pero que estaba bien. Que le estaban dando comida y que estaba trabajando”, dijo Edwar.
Por su parte, la señora Miriam también asegura que en ocasiones escucha su voz y sus pasos. “Varias veces he escuchado que me dice: mamá, así como él lo pronunciaba. En un sueño lo vi asomado por la ventana de una finca. Estaba sonriente. Me dijo que estaba bien. Verlo así, feliz, me trajo un poco de paz y tranquilidad. Sabemos que Dios lo está cuidando. Todos los días lo esperamos”, puntualizó.