IBAGUÉ. Tadeo Marín Sastre encontró ayer el cuerpo sin vida de un hombre en el Río Combeima, cerca al sector Las Cristalinas, en el barrio Avenida parte alta, cuando buscaba su gallo de pelea con el que apuesta.
Marín Sastre le contó a Q’HUBO: “Llegué a la 1:00 de la madrugada a mi casa porque estaba en una gallera de La Variante. En la mañana solté el galló y se fue, cuando lo estaba buscando vi aves de rapiña en el río”, manifestó.
Cuando el hombre observó el cadáver informó a la Policía para que atendiera el caso. Los uniformados del Cuadrante del CAI Combeima llegaron y vieron el cuerpo que estaba a un costado del afluente.
Los investigadores del Grupo de Vida de la Sijín de la Policía Metropolitana llegaron al lugar para iniciar las indagaciones, mientras algunos bomberos llegaban a apoyar a los policías del Laboratorio Móvil de Criminalística de la Sijín para sacar el occiso y realizar la inspección.
En la supervisión le encontraron impactos de arma de fuego en la espalda y en la cabeza, y algunas personas indicaron que el domingo en la noche se escucharon disparos en la zona.
Mientras realizaban el procedimiento ningún familiar llegó y tampoco alguien manifestó conocer al muerto, que tenía tenis blancos, buso negro con letras blancas en el pecho, pantalón ‘beige’ y una camándula con pepas blancas.
Las autoridades no creen que el hombre llevara mucho tiempo en la calle; sin embargo, mientras lo identifican fue llevado al Instituto Nacional de Medicina Legal.
Censura a la prensa por parte de una subteniente
Al llegar al lugar, el equipo periodístico de Q’HUBO fue víctima de la censura por parte de la subteniente de la Policía Metropolitana de Ibagué, Ana María Pacateque, quien impidió el registro de imágenes pese a que esta redacción se encontraba detrás del acordonamiento preventivo que hacen las autoridades.
Además, la oficial hizo contacto físico con los periodistas Oscar Borja y Andrés Páez, al tomarlos del antebrazo para que se retiraran de manera abrupta del sitio, por lo que se le pidió de manera formal y respetuosa que no obstruyera el ejercicio periodístico, consagrado no sólo en la Constitución Política Colombiana, también en la Declaración Internacional de Derechos Humanos, que al parecer desconoce la funcionaria del organismo de seguridad del Estado.
Al indicarle a la subteniente Pacateque que se le iba a informar sobre la situación al coronel Fernando Murillo Orrego, comandante de la Metib, un patrullero manifestó que se podía llamar a quién diera la gana, pero que este medio de comunicación tenía que retirarse del lugar.
Al buscar otro sitio para hacer el registro informativo, esta redacción fue interceptada por dos policías a la entrada de un callejón contiguo a una estación de servicio, donde impidieron el acceso, sin importar que era un sitio público.
Reporteros de El Nuevo Día, que también estaban en el sitio, fueron intimidados. A la periodista Natalia Ramírez, la subteniente Pacateque intentó quitarle la cámara fotográfica y alcanzó a moverle el lente para impedir que tomara fotografías.