En el corazón del Chocó biogeográfico colombiano, donde la biodiversidad alcanza su máxima expresión en la Costa Pacífica, la Universidad del Tolima ha estado tejiendo un compromiso incansable con la naturaleza y las comunidades locales durante más de cinco décadas. El epicentro de este esfuerzo se encuentra en el Centro Forestal Tropical Pedro Antonio Pineda, un lugar donde la investigación y la proyección social se articulan para el beneficio del Bajo Calima.
Este campamento de experimentación y práctica pedagógica es el punto de encuentro entre la naturaleza, la investigación, la educación y la proyección social. La Universidad del Tolima, a través de su Centro Forestal Tropical, ha consolidado un espacio donde la conservación, la recuperación y el manejo sostenible de los bosques lluviosos tropicales se convierten en una realidad tangible.
Para el profesor Omar Aubrelio Melo, decano de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad, “los bosques lluviosos tropicales del litoral pacífico colombiano albergan una biodiversidad inigualable, y son conocidos como uno de los hotspots de biodiversidad más importantes del planeta. Aquí, la Universidad del Tolima ha estado colaborando activamente con las comunidades locales durante más de medio siglo, uniendo fuerzas en la lucha por la preservación de estos tesoros naturales”.
El Centro Forestal Tropical Pedro Antonio Pineda, parte integral del Chocó biogeográfico colombiano, se ha convertido en un faro de conocimiento y desarrollo. No solo forma a futuros ingenieros forestales, sino que también sirve como una estación experimental donde se realizan investigaciones cruciales que ayudan a comprender y proteger estos ecosistemas frágiles. La característica distintiva de estos bosques lluviosos tropicales es la gran presencia de palmas, en particular la icónica palma Sancona. Además, estos bosques albergan una diversidad florística y faunística mucho mayor que la de los bosques altos andinos e incluso la Amazonía colombiana. Pero su fragilidad es evidente, ya que los nutrientes que sostienen estos ecosistemas no se encuentran en el suelo, sino en la biomasa viva y la hojarasca.
Este entorno forestal, gobernado por un clima excepcionalmente lluvioso, con más de 7.000 milímetros de precipitación al año, es el escenario para una explosión de formas de vida únicas. La Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad del Tolima, junto con sus estudiantes e investigadores, ha asumido la responsabilidad de entender y preservar este frágil equilibrio.
Universidad del Tolima, una universidad de regiones
La Universidad del Tolima se involucra profundamente en las regiones donde hace presencia. Un claro ejemplo de esto es su compromiso con el Bajo Calima, un compromiso que se ha mantenido durante más de medio siglo.
La Institución ha colaborado activamente con el Consejo Comunitario del Bajo Calima y otras comunidades locales en la búsqueda de soluciones sostenibles para la conservación de los valiosos recursos naturales de la región. Uno de estos esfuerzos notables se ha centrado, por ejemplo, en la restauración de bosques secundarios que han sido intervenidos para la extracción de madera, una actividad crucial para el sustento de la comunidad.
Trabajando de la mano con las mujeres de la vereda Las Brisas, en el entorno del Centro Forestal Tropical, se llevó a cabo un proyecto de enriquecimiento con el árbol de aceite maría (Calophyllum maria).
“Este árbol, de gran valor tanto cultural como económico, fue plantado en un área piloto de 10 mil metros cuadrados, con alrededor de 500 árboles organizados en línea en el bosque. La Universidad del Tolima brindó apoyo y acompañamiento a las mujeres en esta tarea. Ocho años después, el resultado es espectacular, con un asombroso 90 por ciento de la población de árboles adaptándose exitosamente a las condiciones, con individuos que ahora superan los 9 y 10 metros de altura”, contó el profesor Melo.
Este es solo un ejemplo de cómo la Universidad del Tolima está trabajando junto a las comunidades locales para preservar y restaurar los valiosos recursos naturales del Bajo Calima. Este compromiso no solo está transformando las regiones donde hace presencia como Institución sino que también está inspirando a través de la naturaleza y la educación, demostrando que la academia puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de un futuro sostenible y enriquecedor para todo un país.