La humanidad habrá consumido este sábado 22 de agosto los recursos naturales que la Tierra puede renovar en 12 meses: este simbólico «día de la sobrecapacidad» retrocede por una vez este año, debido a los efectos de la pandemia, aunque no hay motivos para alegrarse, según sus promotores.
Esta fecha conocida como el «Overshoot Day» en inglés la calcula desde 2003 la ONG estadounidense Global Footprint Network, con el fin de ilustrar cómo la población mundial, en expansión, consume cada vez más rápido en un planeta limitado. Así, este año harían falta 1,6 Tierras para satisfacer las necesidades de la humanidad de forma sostenible.
La fecha se obtiene cruzando el impacto ecológico de las actividades humanas (las superficies terrestre y marítima necesarias para producir los recursos consumidos y absorber los residuos de la población) y la «biocapacidad» de la Tierra, es decir, de los ecosistemas para regenerarse y absorber los desechos producidos por el hombre, sobre todo mediante la captura de CO2.
La «sobrecapacidad» se produce cuando la presión humana supera las capacidades de regeneración de los ecosistemas, una fecha que se adelanta sin cese desde hace 50 años: 29 de diciembre en 1970, 4 de noviembre en 1980, 11 de octubre en 1990, 23 de septiembre en 2000 y 7 de agosto en 2010.
El año pasado se dio el 29 de julio. Así, el 22 de agosto de 2020 marca una insólita mejoría, pero atribuible solo a las consecuencias de la pandemia mundial, que paralizó a sectores enteros de la actividad humana.
«No hay ningún motivo de alegría, puesto que viene acompañado de sufrimiento, no se hizo a propósito sino debido a una catástrofe», subrayó el jueves Mathis Wackernagel, presidente del Global Footprint Network, en un evento en línea, en el que también advirtió que los recursos planetarios son «como el dinero: se puede gastar un poco más de lo que se tiene, pero no de forma permanente».
La ciencia determinó hace años las consecuencias de vivir a crédito con el planeta: desde el cambio climático hasta la desaparición de especies y ecosistemas.
Caída inédita de las emisiones
Los últimos informes de los expertos de la ONU identifican claramente cuál debería ser el camino a seguir: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, abandono de las energías fósiles, cambio drástico del modelo de producción agroalimentario.
Y es que para cumplir con las metas del Acuerdo de París de 2015 y mantener el calentamiento global bien por debajo de +2 ºC respecto a los niveles preindustriales, las emisiones deberían reducirse 7,6% anualmente, según la ONU.
Un estudio publicado este mes en la revista Nature Climate Change advirtió por su parte que la caída sin precedentes de las emisiones durante el confinamiento de buena parte de la población mundial – que podría ser de 8% según sus autores y de más de 10%, según Global Footprint -, no servirá de «nada» si no se da un cambio sistémico en materia de energía y alimentación.
Para insistir en ello, Global Footprint Network lanzó la campaña #movethedate (retrasar la fecha), asegurando por ejemplo que reducir 50% las emisiones de CO2 procedentes de la combustión de energías fósiles permitiría ganar más de 90 días.
Marco Lambertini, director general de WWF, asociado al evento de esta ONG desde 2007, confía en que después de la covid-19 y de las reflexiones que esta suscitó entorno a los modelos de sociedad, la humanidad sabrá «sacar las lecciones de lo que esta pandemia evidenció: la relación insostenible de derroche y destrucción que mantenemos con la naturaleza».