En el “capítulo” anterior, veíamos como María Teresa, intenta controlar una situación castigando a su pareja negándole el sexo. Camilo, perplejo, nota como cada día esto va afectando su relación de pareja.
La mayoría de los juegos sexuales de poder surgen por el afán de dominar un evento. Puede estar directamente relacionado con el sexo, pero también puede deberse a una ingente cantidad de aspectos no resueltos como sociedad afectiva. En cualquier caso, lo que se está intentando enviar es una señal de descontento a través de un mal canal de comunicación.
No hay diálogos, hay una suerte de códigos y conductas para, “dar a entender”, en la que el fracaso de la suposición se mantiene; a la otra parte se le pasan mil cosas por la cabeza, y se seguirá preguntando: ¿Qué será? mientras sus emociones y autoestima se magullan. Si usted que me lee insiste en adoptar esta maniobra infantilizada de sancionar sin sexo, con la intención de querer controlar algo, lo que realmente está evidenciando es un gran descontrol.
¿Por qué se llevan a cabo los “juegos sexuales” de poder?
Algunas razones:
-Miedo a hablar de sexo abiertamente, pensando en el “qué dirá” la pareja. Esto debido a los sempiternos mitos de la sexualidad (femenina). Por ejemplo, que si la mujer declara su deseo o sus apetencias eróticas es porque tiene las “hormonas disipadas”.
-Molestia, dolor, o malestar, durante el coito, que no se expresa, o se enmascara tiende a crear un rígido control de la sexualidad.
-Para evitar la tristeza, el temor, la ira, la ansiedad u otras emociones que han quedado de experiencias o encuentros amatorios anteriores.
-Porque se guarda resentimiento por algún desacierto de la pareja: infidelidad, el olvido de una fecha especial, la falta de gratificación, de apoyo, faltas de respeto, o comportamientos desmesurados.
-Porque están cansados de lo mismo, la monotonía los ha atrapado y no saben cómo afrontarlo.
-Porque alguna de las partes lleva una silente carga por una disfunción o dificultad sexual (eyaculación precoz, fallo erectivo, anorgasmia, baja del deseo, etcétera.)
-Porque no se han resuelto aspectos importantes como la deuda del banco, la cuota del carro y la pareja se gasta la plata en otras cosas nimias.
-Porque no hay correspondencia ni responsabilidad de una de las partes con las labores del hogar. La carga en los oficios, el cuidado de los hijos, las mascotas y las plantas, son desazonadores de la relación de pareja.
¿Cómo detener los juegos antieróticos?
Cuanto más tiempo dure el patrón destructivo de intentar ejercer poder a la mala, o ganarle la partida a la pareja, más se va viciando y enfriando la relación. Esa actitud antierótica consigo misma y con el otro, no lleva a ninguna parte, o sí, a la probable desestimulación íntima y a la separación.
No hay unión de pareja completa sin el ejercicio de una buena sexualidad. Así que, mano y voz al asunto; analice porqué practica el juego de aplicar castigos sexuales. Comuníquese (a tiempo) de manera sensible, abierta y honesta, nunca desafiante o amenazante, esto será siempre indispensable.
Oriéntese por un enfoque emocional más sano hacia la confianza y la seguridad afectiva. Edúquese sexualmente para romper mitos, tópicos, malos aprendizajes y permitirse hablar el idioma del ´sexo´, entre otras cosas que seguro requieren el paso por la terapia sexual y de pareja. Todo esto logrará una retroalimentación directa de lo que le sucede y lijará los conflictos para luego poder incluir otros juegos, esta vez más divertidos o kinkys.
“Cuanto más tiempo dure el patrón destructivo de intentar ejercer poder a la mala, o ganarle la partida a la pareja, más se va viciando y enfriando la relación”
“Puede estar directamente relacionado con el sexo, pero también puede deberse a una ingente cantidad de aspectos no resueltos como sociedad afectiva. En cualquier caso, lo que se está intentando enviar es una señal de descontento a través de un mal canal de comunicación”.