IBAGUÉ. El grito desesperado de una madre que pierde a su hijo fue el lamento de los habitantes del barrio Libertador que conmocionados observaron por cerca de dos horas el cuerpo sin vida de un adolescente de 16 años de edad que yacía a un lado de la carretera, mientras sus familiares inmersos en llanto asimilaban su partida.
Historia. “Déjenme verlo, ayúdame Dios mío, él no es mi hijo”, era el grito de súplica que una madre ibaguereña le expresaba a un Policía que se encargó de realizar la inspección al cadáver de un joven hincha del Deportes Tolima y amante de las bicicletas. Aquellas manifestaciones de dolor y desesperación, prolongaron el silencio de una comunidad que en la mañana de ayer presenció la muerte de un menor que se desplazaba hasta Villarrestrepo en su ‘caballito de acero’ junto a cuatro amigos de su edad.
Hechos. La tragedia se anunció cuando el menor, decidió sujetarse al carro de estacas de placa HUJ228, conducida por Germán Alberto Espinosa, de 44 años de edad. En ese momento, impulsado por la adrenalina, Manuel Enrique Chávez Herrera perdió el control de la bicicleta y cayó a un costado de la vía en el sector de Astilleros, en inmediaciones del matadero. La caída le produjo al adolescente un trauma craneoencefálico que lo dejó inconsciente a la vista de sus compañeros de camino, que de inmediato acudieron a la ayuda de un carro particular que transportó al joven aún con vida hasta el barrio Libertador, donde lo esperaría una ambulancia que no alcanzó a atenderlo porque ‘Manolo’ no llegó a la meta y murió por el derrame interno.
Reacciones. Al joven que vivía en el barrio Tolima Grande de Ibagué y es sobrino del periodista Willy Herrera, lo lloraron sus amigos de aventura que llenos de tristeza y frustración, respondían las preguntas de los uniformados, mientras llegaban los familiares de cada uno de los implicados para fundirse en un solo dolor tras el trágico suceso.
