Nury Alexandra Prieto lleva un año y seis meses en una cama de hospital en estado vegetativo por un brutal ataque sexual. Los sueños y proyectos de la joven, que ya ha celebrado dos cumpleaños en ese lugar, se apagaron el 29 de diciembre de 2018.
A pesar de los cuidados paliativos que lleva en la clínica, sus familiares, su papá, su tía, una prima y otros cuantos parientes se comunican con ella. Su progenitor, que vive en zona rural de Rovira debido a la pandemia del Covid-19, no la ha podido visitar y hasta ahora podrá viajar de nuevo y estar junto a su hija.
Se comunica con sus ojos
Nury no puede hablar, pero por medio de sus grandes ojos negros parpadea y le contesta a su tía, Nubia Prieto. Ella le habla y le pregunta que si le escucha, le pide que cierre los ojos, parpadee y la joven lo hace.
Nury llora cuando le cuentan noticias, como la captura de su agresor, condenado esta semana a 21 años de prisión por acceso carnal violento y tentativa de feminicidio. Los primeros meses después de ocurrido el cobarde ataque, la joven no toleraba que los hombres se acercaran a su cama en el centro asistencial.
Además cuando capturaron a su verdugo, Anderson Contreras Poveda, le mostraron la grabación y la joven lloró, y lo ha hecho en varias oportunidades cuando le cuentan sobre su proceso.
Un doloroso proceso
Luego del ataque, esa mañana del 29 de diciembre de 2018, Nury, quien en ese momento contaba con 31 años, ingresó a Cuidados Intensivos y salió precisamente el día de su cumpleaños, el 6 de febrero.
Desde ese día, permanece en la clínica Cariocrítico, donde recibe los cuidados necesarios, pero cada tres días se agota la crema especial que necesita para evitar las escaras, también la vaselina y los pañitos tan necesarios en su condición. Allí los médicos y enfermeras la cuidan, la voltean cada dos horas y a pesar de que recibe la alimentación necesaria con Ensure, está muy delgada.
Aunque en redes sociales circuló una foto de Nury donde se ve con su actual apariencia, sus familiares que la visitan de manera constante, prefieren recordarla como aquella mujer menudita, de ojos expresivos y llena de cordialidad y juventud.
Ellos le contaron a Q’HUBO, que lloraron al ver la realidad de aquella imagen y prefieren evitar que se difunda, pues la joven siempre se preocupó por su apariencia y desean que quienes la conocieron antes del ataque, la recuerden con su alegría, la luz en su rostro y su feminidad.
«Ella era delgada, se cuidaba, hacía ejercicios y tenía marcados los abdominales», recordó su prima, quien recordó que a Nury le decían de cariño ‘La Flaca’.
Así mismo, indicó que siempre fue pilosa, le gustaba el inglés y las matemáticas. Se había graduado en administración de empresas y buscaba trabajo.
Sueños frustrados
Nury Alexandra vivía sola en el apartamento del barrio Hipódromo, su alegría y sencillez siempre llamaban la atención, pero su amabilidad fue confundida por su agresor como coqueteo y ese día en la mañana ingresó, la violentó sexualmente e intentó asfixiarla, lo que derivó en su irreversible condición y daños irreparables.
La joven llevaba 10 años de noviazgo con un hombre, que aún pregunta por ella. Entre sus planes estaba formar un hogar, casarse y por supuesto tener hijos, pero todo quedó solo en sueños rotos.
Si usted desea donar pañitos, crema para las escaras, vaselina y otros elementos de aseo para Nury, puede llamar al celular de su tía, Nubia Prieto: 3124188808.