Un joven agricultor, natural de Ortega, que viajó hasta Ibagué buscando la cura para una afección respiratoria, falleció después de haber tomado un presunto remedio que le vendió un yerbatero del barrio El Salado. Las autoridades investigan si el bebedizo fue la causa de la muerte.
Carlos Cuéllar, gerente de la Unidad de Salud de Ibagué, USI, informó que sobre las 12:15 de la madrugada del domingo 7 de marzo, el hombre, identificado como Edinson Capera Tapiero, llegó en compañía de su padre a la USI de la octava etapa del Jordán con un cuadro de asfixia grave.
“El hombre ingresó con un paro cardiorrespiratorio. Se desplomó a la entrada, por lo que el equipo médico lo remitió a la sala de reanimación y aunque las maniobras duraron 30 minutos, no tuvieron éxito y falleció”, dijo el funcionario.
Y continuó: “Tras una conversación con el padre del joven, el médico de turno decide notificar a la Policía y al CTI para hacer el levantamiento del cadáver. Las autoridades se llevaron los frascos de dicha bebida y hoy los hechos son materia de investigación. La médico tomó la decisión de no emitir el certificado de defunción y llamar a la Policía y Fiscalía para que efectuaran el levantamiento del cadáver (…) el joven tenía un fuerte olor en la boca”.
La Secretaría de Salud municipal recomendó a las personas, ante cualquier enfermedad, acudir a un centro asistencial cercano y recibir tratamiento especializado de profesionales idóneos.
La familia del joven espera el resultado de la necropsia para conocer las causas reales del lamentable deceso.
Dato
El muchacho llegó a la USI en compañía de su padre, un adulto mayor. Tras la noticia del fallecimiento, el señor entró en shock y tuvo que ser trasladado de urgencia a una clínica de la ciudad, donde lo hospitalizaron.
El yerbatero se definió
En diálogo con la emisora Ondas de Ibagué, Carlos Enrique Tovar Navarro, de 73 años de edad, señaló: “No lo envenené, sólo le receté un remedio de limón, ajo y cebolla. Yo le di una copa aguardientera de ese remedio y le dije que se lo tomara todos los días. No fue más lo que le di. Ese remedio no puede ser veneno, de hecho, mi nieta de seis años se lo toma todos los días”.
Sin embargo, admitió que no cuenta con ninguna autorización para formular remedios a personas y afirmó que su labor es empírica y ancestral desde hace más de 40 años.