Vecinos entre amores y odios
Un barrio improvisado construyen desde hace varios meses más de 300 familias que por años lucharon por apropiarse del predio ubicado en La Palmilla, zona rural de Ibagué, arriesgando la vida en medio de enfrentamientos con el Esmad de la Policía y las autoridades locales.
En viviendas construidas con madera, jardínes, la mirada desconfiada de los vecinos de la zona y bajo el mismo propósito de tener una casa propia, viven los invasores del corregimiento 13 de El Salado.
Siguen en pie de lucha
Cinco años pasaron para que los operativos del Esmad cesaran en los predios ubicados en La Palmilla y que tenían como fin desalojar a los invasores. Cuenta Jorge Pérez, vocero de la comunidad asentada en estos terrenos, que el escuadrón antidisturbios llegaba día de por medio a retirarlos del lugar, después cada ocho días y en medio de la lucha por las tierras resultaron cientos de personas lesionadas, por las cuales cursan 39 demandas contra la administración de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien intentó en su momento evitar la apropiación ilegal de este lugar que es propiedad de la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué.
“Estuve 13 meses preso señalado de vínculos con narcotráfico, pero como no encontraron nada en mi contra les tocó soltarme y quedé libre el año pasado, cuando empezaba la carrera por las elecciones. Para ese entonces el hoy Alcalde y Gobernador estuvieron aquí, muy formales y todo, así que de ahí para acá hemos encontrado un respaldo sin ataques gracias a Dios”, sostuvo el líder de lo que en este momento se denomina condominio ‘Altos de Caracolí’, conformado de la manzana A hasta la P con 369 viviendas habitadas en su mayoría por trabajadores de la plaza de mercado, amas de casa, algunos desplazados y al menos tres venezolanos.
“Bastante hemos luchado y aquí seguimos la mayoría de personas que le han puesto el pecho a la situación. Tenemos incluso a uno de los que quedó inválido tras un enfrentamiento con el Esmad, y así poco a poco nos hemos organizado como comunidad porque le pagamos a un topógrafo para la distribución de los planos, también le pagamos a un abogado por los trámites y en sí todo lo tenemos en orden. Hasta escrituras tenemos”, aseguró Pérez.
Cada quien en su lugar
El líder sostuvo que con el trabajo del topógrafo se le otorgó a cada familia un lote de 60 metros cuadrados. Algunos ya han instalado tiendas tradicionales, otros optaron por emprender con ferreterías e incluso ya hay peluquerías en el lugar. “Antes nos veían como lo peor, pero la gente ha ido aceptando nuestra presencia e incluso en algunas fincas le han dado trabajo a la gente de aquí. Parece que nos van a arreglar las luminarias porque esta vía se volvió muy insegura y las cosas han mejorado tanto que ya hasta el cuadrante de El Salado hace ronda y entra a pasar revista”, puntualizó el vocero.
Y aunque la convivencia parece haber mejorado entre los residentes de la zona rural y los ‘vecinos invasores’, hay un nuevo propósito que se fijaron los moradores de ‘La Palmilla’ en su interés de quedarse en el predio, y es el relacionado con el acceso a los servicios públicos. Acceden al servicio de energía eléctrica de manera ilegal y el del agua es una contribución del sector de La María parte baja, de donde extraen el preciado líquido de unos tanques. “Estamos haciendo la gestión con Celsia para que nos empiece a cobrar por el servicio y poder instalar todo lo que tiene que ver con los servicios públicos. Esa es la preocupación ahora como pobladores para dejar de usar los pozos sépticos y poder adquirir el sistema de acueducto y alcantarillado como es. Esperamos poder agilizar esos trámites con el apoyo del Alcalde y el Gobernador”, insistió Pérez.
El uso del suelo en La Palmilla
El lote de La Palmilla es un terreno propiedad de la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué, destinado para la construcción de un centro de resocialización para menores como el Luis A. Rengifo, ubicado en El Claret y que tiene problemas de hacinamiento. Sin embargo, por imposición legal de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, no se pudo avanzar con la obra a raíz de que para la entidad no es viable la puesta en marcha del proyecto porque el predio es un espacio de conservación natural, que no cuenta con el uso del suelo para una construcción de tipo urbano. Por lo tanto, del centro para menores solo quedaron unas cuantas vigas construidas. “De eso no hemos tocado nada e incluso lo cerramos porque ahí se estaban metiendo los consumidores, así que decidimos también proteger ese espacio mientras se resuelve el problema contractual que tiene”, indicó el Vocero de la comunidad invasora.
Piedra, palo y gases
Los ciudadanos asentados en este terreno recuerdan las batallas que tuvieron que librar con el Esmad para no dejarse quitar el terreno. Antes de comenzar la mañana solían iniciar los enfrentamientos entre la Fuerza Pública y los pobladores que, con niños y adultos mayores corrían para protegerse de los gases lacrimógenos. Entre los recuerdos de estas personas está que muchas mascotas fallecieron en aquellos ataques, así como personas que resultaron lesionadas de gravedad en medio de las batallas. En todos los casos, no se iban hasta no ver destruidas las casas que construían entre la madera y el cartón. Para la anterior Administración, los invasores creaban armamento casero y traficaban con estupefacientes.
Los vecinos inconformes
Las Juntas de Acción Comunal de los barrio El Salado y de las veredas La Palmilla, El Jago, Chembe y Corposalado, la corporación Agroecoturística de los corregimientos 12 y 13 de la comuna 7, denuncian desde 2017 el incremento de la inseguridad en la zona, derivada supuestamente por la presencia de los invasores.
Pese a las denuncias por la apropiación ilegal de estas familias con el terreno, los nuevos moradores ya se instalaron y la única forma de desalojarlos sería a través de una reubicación, debido al prolongado tiempo que completan en el lugar.
CIFRA: 2015 fue el año en que comenzó la invasión en el lote La Palmilla, corregimiento 13 de El Salado.
CIFRA: 269 familias viven actualmente en el hoy llamado ‘Altos de Caracolí.