El Real Madrid se juega su futuro en la Liga de Campeones a las primeras de cambio, en su tercera jornada tras repetir un mal inicio, rememorando un clásico europeo frente a un Inter de Milán que recuperó poder pero pierde a su estandarte, Romelu Lukaku, para la disputa de una final inesperada entre los que partían como favoritos del grupo.
La situación es límite para el equipo de Zinedine Zidane. La dinámica en la Liga de Campeones más que preocupante. Un equipo que pasó de reinar en la competición a lo largo de un ciclo histórico, cuatro conquistas en cinco años, a ganar apenas uno de sus seis últimos partidos. Un desplome especialmente dañino de local, con dos derrotas consecutivas y una victoria en siete partidos entre el Santiago Bernabéu y el Alfredo di Stéfano.
Debe corregirlo de inmediato o estará más cerca de caer a la Liga Europa o quedar eliminado, que de disputar los octavos de final. Jamás lo vivió en su historia desde el cambio de nomenclatura de la competición. La situación se repite respecto al año pasado; el nivel de los adversarios, no. Ahora es el Inter de Milán el que medirá la reacción madridista tras caer con estrépito en su estreno ante el Shakhtar y conseguir un empate agónico en la visita al Borussia Mönchengladbach.
El Inter también llega a Madrid contra las cuerdas, después de empezar su camino europeo con dos empates (2-2 contra el Borussia Mönchengladbach y 0-0 ante el Shakhtar), y con la importante baja del belga Lukaku, con problemas musculares.
Será el duelo número 45 de la historia del Inter contra rivales españoles, con un balance de 14 victorias, 11 empates y 19 derrotas. Contra el Madrid, el Inter ganó siete de los quince precedentes, con dos empates y seis reveses, aunque su último duelo contra los madridistas se remonta a 1998. Un clásico que quiere añadir más historia.