Ibaguereños ya sienten el desabastecimiento de alimentos y afectación en su bolsillo

En un día normal de mercado, la plaza La 21 tiene una gran afluencia de vendedores y compradores, sin embargo, este jueves no había la misma cantidad. Fotos: Hélmer Parra / El Nuevo Día.

Han pasado dos semanas desde que inició el paro nacional y ya empezó a verse la afectación en varios sectores de la economía, incluyendo la canasta básica familiar por el desabastecimiento de alimentos que a su vez genera un impacto grande en el bolsillo de los ibaguereños.

De acuerdo con comerciantes de la plaza de mercado La 21, el bloqueo en las vías de acceso a la ciudad ha impedido la llegada de alimentos a la galería. Ayer, día que normalmente arriban los camiones con los bultos de papa, yuca, cebolla, tomate, entre otros alimentos para surtir a los vendedores, fue atípico, debido a que llegaron muy pocos.

Alfredo Ortiz, comerciante de mazorca y yuca, comentó que los precios “están por las nubes”, han aumentado el doble y hasta el triple en comparación con los de la semana anterior. “Lo poco que llega está muy caro y acaparado. En mi caso, llegaba a las 6 de la mañana para comprarle a los surtidores, pero ahora me tocó a las 3 de la madrugada”, indicó el vendedor.

Este jueves, un grupo de personas se aglomeró a la 1 de la madrugada alrededor de un camión que descargó plátano, yuca y auyama, todos tenían la misma intención, comprar los alimentos como fuera y así obtener ganancias. Según los mercaderistas, en menos de una hora, el mayorista vendió todo, de contado y sin rebajar los precios.

Escasez

Hay otros alimentos, como por ejemplo la papa, que desde hace días no han podido adquirir los comerciantes debido a los bloqueos. Hermes Espinel, desde hace 50 años se ha dedicado a vender el tubérculo y nunca había visto una situación tan crítica como la actual. “El bulto está a 180 mil o 200 mil pesos y toca vender la libra a 1.500 o 2.000 pesos”, indicó.

Antes del paro se podía comprar yuca a tres libras en dos mil pesos o una sola a 700 pesos, sin embargo, hoy está a $1.500 o $2.000 la libra. Algo similar sucede con el tomate, que la semana anterior costaba $1.200 y ahora está a $2.600 y $3.000 mil la libra.

Por su parte, María Lizeth Varón, que tiene un puesto en el que vende cilantro, coliseros y repollos, esta vez solo pudo comprar 25 mil pesos de cilantro para revender desde mil pesos en adelante a sus clientes, porque llegó a 50 mil pesos el rollo.

Cabe mencionar, que los comerciantes minoritarios se basan en el valor de los productos en la plaza de mercado La 21, para vender al detal los alimentos en sus puestos, tiendas o carretillas.

Los llaman usureros

Las tiendas de barrio son otros de los negocios afectados por el incremento y la escasez de algunos alimentos. María Martínez, propietaria de un local en la Segunda etapa del Jordán, dijo que con el presupuesto que destina para hacer el mercado y vender en el negocio, esta vez no le alcanzó sino para 10 clases de productos: “Todo está caro y la gente se molesta porque uno debe subirle, pregunta por qué está caro, nos dicen que somos usureros. Hay alimentos como la cebolla que ya no la conseguimos”, afirmó. También hay proteínas como el huevo y la carne de cerdo que están escaseando en la Ciudad.

Poco para vender

Los ‘carretilleros’ no son ajenos a la problemática. Tampoco han podido comercializar en barrios y esperan en la plaza a que lleguen los camiones con las cargas: “Es muy poca la ganancia. En el caso de la venta de aguacates, antes lo dábamos a 2.000 mil pesos, ahora a 3.000 mil pesos, pero la gente no lo compra. Ya llevamos una semana así”, dijo un vendedor.

Con ciertos límites

En algunos fruver, aunque no todos, han puesto limitaciones para que la gente compre ciertas cantidades y que todas las personas tengan la oportunidad de llevar a sus hogares los alimentos. En La Granja, de la calle 40 con avenida Quinta, relataron que el flujo de usuarios entre miércoles y jueves fue movido. La gente se ha empezado a abastecer y comprar en cantidades por el temor que tienen de que el paro continúe y no lleguen los alimentos.

La gasolina

Este jueves, la vía Gualanday – Ibagué fue bloqueada por varios conductores que se unieron al paro nacional. Camiones cargados de gasolina que surten estaciones de servicio como Terpel de la 37 con Quinta, quedaron atrapados en medio de las protestas. Ayer en la mañana, dicho punto de venta de combustible solo contaba con la cantidad para vender en esa jornada, por lo que recomendaron a sus usuarios abastecerse.

Aunque el panorama de Ibagué no es igual a Cali, donde las distribuidoras han anunciado la escasez del combustible, preocupa que empiecen a bajar los niveles de los tanques de almacenamiento, además, porque las estaciones no pueden pasarse de la altura permitida porque se dañan las motobombas. Al cierre de esta edición, el punto de la 37 con Quinta esperaba que habilitaran el paso de al menos, uno de los vehículos transportadores del líquido para repartirlo en tres estaciones de la misma empresa.

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