El pasado fin de semana, Pablo Ramos, un árbitro ibaguereño de 25 años de edad, fue brutalmente agredido por varios jugadores de un equipo de fútbol aficionado en medio de un partido de fútbol que se disputaba en las canchas de La Troja, ubicadas en la vía que comunica a Cali con el corregimiento de Pance. La golpiza, de la que también fueron víctimas los jueces de línea, le provocó a Ramos una fractura de mandíbula y otras lesiones de consideración que lo tienen hospitalizado.
Brutal agresión
Pablo Alejandro Ramos Guzmán es un ibaguereño de 25 años de edad que vivió gran parte de su vida junto a sus padres en el barrio Villamarín, ubicado en el sector del Salado, comuna Siete de Ibagué. Este joven se desempeña desde 2015 como árbitro de fútbol a nivel nacional y luego de terminar sus estudios como Licenciado en Educación Física en la Universidad del Tolima, decidió radicarse en Cali.
Ramos Guzmán también es contratista de la Secretaría del Deporte y la Recreación de Cali y los fines de semana genera ingresos extra a través de su trabajo como árbitro. El domingo anterior, cuando se encontraba pitando un partido por los cuadrangulares finales de la Liga de fútbol aficionado en las canchas de La Troja, al sur de Cali, fue brutalmente agredido por jugadores y algunos integrantes del cuerpo técnico del equipo denominado Inmoventas, que se enfrentaba contra el club Macondo.
El ataque, en el que también resultaron afectados los jueces de línea, se originó después de dos jugadas polémicas que pusieron a perder a Inmoventas, por lo que sus jugadores y algunos integrantes del cuerpo técnico la emprendieron contra la terna arbitral.
La situación fue caótica, al punto que los árbitros que se encontraban pitando otros partidos en la misma sede deportiva tuvieron que intervenir para frenar la agresión de la cual estaban siendo víctimas sus colegas. El ataque le provocó a Pablo Ramos una fractura de mandíbula y otras lesiones de consideración que lo tienen internado en un centro asistencial de la capital vallecaucana, a la espera de ser intervenido quirúrgicamente. Por este hecho ya existe una denuncia en la Fiscalía General de la Nación, por lo que las autoridades de Cali están investigando para identificar a los responsables y dar con su paradero.
Los padres y demás familiares de Pablo Ramos viven en Ibagué, por lo que él permanece solo en Cali y necesita ayuda para recuperarse, más teniendo en cuenta que el próximo 30 de noviembre se vence su contrato con la Secretaría del Deporte y la Recreación de Cali, luego de lo cual quedará sin ingresos.
Si usted desea ayudar al árbitro ibaguereño Pablo Alejandro Ramos Guzmán en su recuperación, puede escribirle al 3186890308 o consignar su aporte directamente a la cuenta Nequi registrada con el mismo número.
Pablo Ramos comenzó su carrera hace 6 años en el colegio de la Asociación Tolimense de Árbitros de Fútbol y actualmente dirige partidos a nivel nacional.