William Hernández se ubica desde las 10:00 a.m. en la calle 13 con Tercera. Fotos: Hélmer Parra/ Q’Hubo.
William Andrés Hernándes es un ibaguereño de 29 años que vive del rebusque comercializando productos según la época del año. Este diciembre, como es tradición, está vendiendo sahumerio en la carrera Tercera de Ibagué y le contó a Q’Hubo que este popular ritual de fin de año aún se mantiene vigente en los hogares ibaguereños.
La tradición
Cada fin de año los ibaguereños acuden a la práctica de diferentes rituales con la creencia de que estos les puede atraer buena salud, prosperidad y abundancia, al tiempo que ayudan a limpiar las malas energías y a obtener el amor deseado en el año que comienza.
Uno de los agüeros más tradicionales es el sahumerio, que por lo general se realiza tras una limpieza exhaustiva de la casa el 31 de diciembre, luego de lo cual se debe sahumar cada espacio con el humo que genera la quema de varias plantas y elementos como el eucalipto, alhucema, sándalo, mirra, romero, incienso y estoraque.
Por estos días, decenas de vendedores ambulantes ubicados sobre la carrera tercera de Ibagué buscan generar ingresos comercializando paquetes con todo lo necesario para la práctica de este ritual y es común verlos agitando tarros metálicos de cuyo interior sale el humo del sahumerio cuyo olor, para muchos, resulta característico de las fiestas de fin de año.
Opción de rebusque
William Andrés Hernández es una de las miles de personas que viven del rebusque en la ciudad, donde la tasa de informalidad laboral supera el 55%. Tiene 29 años, vive en el barrio Las Delicias de la comuna Seis y desde los doce años aprendió el negocio del sahumerio ayudándole a vender a un amigo en la Tercera.
Durante semana santa vende pescado, otros meses frutas y verduras en la plaza de la 21 y desde el 7 de diciembre, va a las tiendas donde expenden productos químicos y compra todo lo necesario para el tradicional agüero, que luego empaca en pequeños sobres de papel y los comercializa a tres mil pesos o tres por cinco mil en la esquina de la carrera Tercera con calle trece.
“Sirve para limpiar impurezas, alejar todas las malas energías a raíz de los problemas durante el transcurso del año y matar envidia en los negocios”, asegura William, al tiempo que indica cómo debe quemarse el contenido del sobre de papel que en el transcurso de la entrevista compraron varias mujeres y hombres de varias edades.
Además del sahumerio, William también vende las tradicionales espigas de trigo que las abuelas compraban para poner en la mesa o la cocina como símbolo de abundancia. Cuenta que años atrás, cuando aún vivía con su esposa, ella le ayudaba y también se ganaba algún dinero vendiendo papel para envolver regalos.
Este año, asegura que a pesar de que aumentaron los vendedores del mismo producto y varias personas han olvidado la tradición, le ha ido bien con las ventas y ha podido conseguir recursos para pagar sus gastos y celebrar la navidad a su familia.