IBAGUÉ. La tercera es la vencida, es el adagio de Francisco Díaz, quien hace nuevamente el proceso de resocialización en la Fundación Manantial de Vida, luego de un ensayo fallido en Bogotá donde permaneció por tres años.
“Acepté nuevamente esta oportunidad porque quiero cambiar, ser un ejemplo para la sociedad y pienso no volver a caer en la tentación”, explicó.
Desde el 2009 cuando aceptó la ayuda de su familia y conocidos, Francisco se vinculó a los programas de la fundación dejando a un lado el consumo de alucinógenos y alcohol que durante años lo acompañó hasta perder su hogar.
“Salí de ‘prestar servicio’ (militar) y me dediqué al consumo. Trabajaba para comprarlo, pero desde un tiempo toqué fondo, robaba para tener con qué costearme la dosis. Metía marihuana, y bazuco”, aseveró Díaz.
Luego de varios meses de rehabilitación y de ayudar a sus compañeros despertó entre los coordinadores interés para delegarle funciones. De interno pasó a ser colaborador, líder y actualmente es el director del grupo de 46 muchachos benefactores de ‘Manantial de Vida’.
“Tengo que estar pendiente de que todo marche bien. Coordinar la disciplina de las clases, y dar pautas a los nuevos en agricultura urbana, manualidades y otras actividades que hacemos con la asesoría de profesionales”, agregó.
Razones de peso tiene Francisco para cumplir los procesos de restauración y resocialización, pues sus dos hijas de 10 y 8 años lo esperan ansiosas en casa para ser de nuevo la familia que alguna vez se destruyó por culpa del vicio, y de paso ser un guía espiritual para quien lo necesite.
