“Mirándolos de frente venimos a reconocer el asesinato del profesor Jesús Antonio Bejarano; no tenemos justificación alguna ni explicaciones convincentes para este hecho violatorio del Derecho Internacional Humanitario, de ahí nuestro sentimiento de vergüenza, de querer devolver el tiempo para que algo así jamás sucediera; hoy, desde lo más profundo de nuestras convicciones, pedimos perdón”.
Con estas palabras, Julián Gallo, excomandante de las FARC y ahora senador, afirmó que el asesinato del economista Jesús Antonio Bejarano, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y constructor de paz, había sido cometido por un comando de las FARC-EP.
El dirigente habló durante el acto organizado por la Comisión de la Verdad y la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) para rendirle homenaje al docente Bejarano, quien fue asesinado dentro del campus en 1999, en un acto más de violencia que conmocionó al país.
“Nos dolió profundamente, pero eso nos obliga a la reflexión, al reconocimiento de la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición”, dijo la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la UNAL, y agregó que este acto es una oportunidad para que quienes perpetraron el hecho reconozcan el daño causado.
Beethoven Herrera, Profesor Emérito de la UNAL, recordó que el economista Bejarano había advertido que “la forma improvisada del proceso de paz con las FARC durante el gobierno Pastrana era el camino al desastre”.
El Gobierno lo ignoró, sus críticas lo graduaron como enemigo de la paz y pagó con su vida por decir lo que pensaba con su única arma, señaló el profesor Herrera.
Jesús Antonio Bejarano fue asesinado el 15 de septiembre de 1999 en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNAL, de la que era docente.
Sobre el hecho, el comisionado Saúl Franco destacó que “si bien este acto de reconocimiento honra su memoria, también busca verdad para la UNAL, para reivindicar su campus como espacio de vida, de debate, un lugar de circulación del saber y la convivencia tranquila”.
La rectora Montoya agradeció en nombre de la Universidad que se propiciara esta jornada, que tiene un doble significado: como acción en el camino a la construcción de paz y como oportunidad para rendir homenaje al profesor Bejarano.
“Nuestra Universidad no ha escapado a las dinámicas del conflicto, hasta ella se han trasladado las acciones de la guerra, los asesinatos, las amenazas, los señalamientos, el exilio, el desplazamiento forzado. La violencia ha intentado coartar el debate propio de nuestra Institución”, expresó la directiva.
Recalcó además que la UNAL sigue con el papel histórico que ha asumido, de reconstruir el tejido social y la paz a través de la Red Paz, los grupos de investigación, los centros de pensamiento y los convenios y alianzas.
“La decisión de estar acá es una muestra de nuestra disposición para que silenciados los fusiles se den los pasos para asumir las responsabilidades, para no usar los claustros para la violencia y construir un futuro de paz”, subrayó.
El senador Gallo dijo que se hacían responsables del dolor y del daño a la familia, los amigos, los académicos y la UNAL, y agregó que tal vez con el profesor Bejarano se hubiera logrado un mejor acuerdo de paz, pues él había entendido tempranamente la realidad del conflicto.
Espacio de esperanza
Para Eduardo Bejarano, hijo del docente asesinado, es la primera vez en 21 años que encuentran un espacio de esperanza para la justicia y la verdad, que esa puerta cerrada solo se abrió con el Proceso de Paz, la Comisión de la Verdad y la JEP.
“Esperamos que estas manifestaciones sean validadas con pruebas ante la JEP, es una esperanza no solo para las víctimas sino para los colombianos que buscan la verdad completa y la justicia”, recalcó.
Además, invitó a la UNAL a acompañar el proceso, al destacar que el único homenaje a su padre era la verdad y la justicia como un primer paso que necesita pruebas claras y sin titubeos.
El presidente de la Comisión, Francisco de Roux, S. J., recordó que el profesor Bejarano forma parte de ese grupo de 8.000 colombianos que fueron asesinados por luchar por la paz desde los 80, como Luis Carlos Galán, Jaime Garzón, Mario Calderón y Elsa Alvarado.
“Queremos que la verdad vaya a lo más profundo de lo que quieren las víctimas, una verdad contrastada hasta que se haga claridad. Sin embargo, así logremos todas las explicaciones y datos, siempre el asesinato de alguien como Jesús Antonio será un absurdo”.
Sobre el papel de la UNAL, el padre De Roux enfatizó que ahora la Institución, como víctima, tiene una autoridad moral y política única. “Solo las victimas tienen la autoridad de decirle a Colombia cuál es la verdad que aceptan, con la que se acogen al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición y con la que están dispuestos a ir a la reconciliación”.