IBAGUÉ. Faltando una hora y 15 minutos para salir a trabajar, Carlos Abril y su familia tuvieron el mayor susto de sus vidas al escuchar una explosión frente a su residencia, donde llevan dos meses.
Todo inició a las 11:00 de la noche del pasado jueves cuando la esposa de Abril, Jenny Patricia Guzmán, y uno de sus tres hijos, estaban viendo televisión, y el perro empezó a ladrar.
Guzmán le dijo a Q’HUBO: “Mi hijo y yo siempre nos acostamos tarde porque estamos viendo televisión, pero el perro estaba ‘latiendo’ mucho y le dije a mi hijo que se fuera a dormir porque ya estaba tarde”, manifestó.
Sin embargo, el menor abrió la ventana y le dijo a su mamá que había escuchado la voz de un hombre, pero él pensó que tal vez era su tío que reside en el segundo piso.
Madre e hijo se acostaron y tres horas y cuarto más tarde, una explosión los dejó sentados en la cama.
Todos los vecinos de la calle 69 del barrio Los Ciruelos, sector Ambalá, salieron de sus casas en pijama a ver qué había sucedido; para sorpresa de muchos, las ventanas de sus viviendas estaban rotas por la onda explosiva que produjo el artefacto detonante, el cual fue dejado al parecer sobre una de las llantas traseras de la buseta adscrita a la empresa Expreso Ibagué de placa WTL-784 con número interno 192.
Carlos Abril, el conductor del automotor le dijo a Q’HUBO: “Yo dejé la buseta a las 9:00 de la noche al frente de la casa porque en el parqueadero no había espacio”, indicó.
“El carro estuvo parado medio día en la casa del administrador debido a que no tenía el seguro”, comentó.
Abril debía salir ayer a las 4:50 de la madrugada a cubrir la ruta número 10.
El hecho no dejó víctimas mortales, ni personas lesionadas.