Al concluir el segundo año de su mandato, el presidente de la República, Iván Duque, sostuvo un encuentro con directores de medios regionales del país, para hacer un balance de sus primeros dos años de Gobierno.
Temas como el desempleo, la falta de Unidades de Cuidado Intensivo para atender la emergencia por el coronavirus y la reactivación económica fueron parte de las preocupaciones comunes que se le plantearon desde las regiones al mandatario.
El resurgimiento de la violencia en algunas zonas y los riesgos ambientales por la explotación de recursos naturales también hicieron parte de la agenda de la reunión, en la que participaron los directores de los medios que hacen parte de Colprensa (El País, El Colombiano, Vanguardia, El Universal, La Opinión y El Nuevo Día) y de otros medios regionales como El Heraldo, Hoy, El Meridiano, El Informador, La Crónica, La Nación y Boyacá 7 Días.
Pese a que Duque admite los dolores de cabeza que le han provocado temas como el desempleo, la informalidad laboral y la falta de acceso a pensión de una gran parte de los colombianos, defendió los esfuerzos que ha hecho su Gobierno para solucionarlos, pese a que el COVID-19 alteró los planes que tenía para su administración. La reforma a la justicia y la reforma pensional siguen siendo dos de los grandes proyectos que tendrá que impulsar en lo que resta de su Gobierno.
Por supuesto, la situación del expresidente Uribe y la propuesta de asamblea constituyente hecha por su partido, el Centro Democrático, también hicieron parte del diálogo.
¿Cómo está pensando el Gobierno nacional lograr la reactivación del empleo en ciudades en donde la informalidad es bastante alta?
¿Preocupación genuina por el desempleo? Total. Primero, hay que reconocer: uno de los dolores de cabeza que yo admito que he tenido como presidente en estos dos años, es que el mercado laboral venía deteriorándose desde el segundo semestre de 2015. Nosotros prácticamente desde agosto de 2018 hemos tratado de quebrarle la curva a ese fenómeno y nos dimos cuenta primero que estábamos aumentando empleos formales, pero perdiendo empleos no asalariados. Empezamos el año 2020, corrigiendo muchas de estas tendencias, pero desafortunadamente nos encontramos con el Covid-19.
¿Cuál es el reto? El reto no es solamente un millón de empleos. El reto también es la reactivación segura de otros sectores. Yo prefiero partir del supuesto que frente al Covid no hay tratamiento, no hay vacuna y nadie que lo haya adquirido tiene inmunidad. Si asumimos eso, nadie se puede quedar en la casa esperando a que aparezca la vacuna. La reactivación segura es lo que nos permite recuperar espacio. Hoy el desempleo nacional está en 19,8%, pero el mes pasado estaba en 21 y el mes antepasado estaba en 23. Se está empezando una recuperación que hay que ver como la aceleramos más. Por eso, el plan de inversiones de compromiso por Colombia es fundamental, pero también el plan de reactivación.
En el departamento del Quindio, solamente se cuenta con 50 camas de Cuidado Intensivo, todas ellas en Armenia, pero lo grave de todo es que los hospitales están todos apretados por las deudas con las EPS. Se han hecho anuncios, pero a la región no está llegando ese recurso
Yo empiezo por reconocer que el sistema de salud nuestro es imperfecto, entendámoslo así, pero también reconozcamos lo que Colombia ha hecho. Esta crisis golpeó, exacerbó y rompió la capacidad de respuesta de muchos sistemas de salud de países ricos, que no tenían UCI para atender, que se quedaron limitados en la adquisición de ventiladores, en fin, ¡qué no pasó! Y nosotros, hemos ido acondicionándonos y preparándonos para enfrentar esto. Empezamos este proceso con 5.300 UCI (uno de los países con más UCI por millón de habitantes y más intensivistas por cien mil habitantes en América Latina). En cinco meses pasamos a 9 mil y estaremos llegando a 11 mil a mediados del mes de septiembre, lo cual es un crecimiento tremendo. Y vamos a tener más UCI por millón de habitantes que inclusive Italia o Francia, en cuestión de cuatro o cinco semanas. El acuerdo de punto final avanza, pero también depende de que se presenten las cuentas para poder hacer los arqueos y los pagos. Voy a revisar a partir de la pregunta qué está haciendo falta en esos giros con los hospitales de Quindío, pero estamos insistiendo mucho que los giros tienen que darse de manera acelerada para que no haya un déficit.
El 60 por ciento de la economía de Cartagena depende del turismo y el comercio. Estamos ansiosos por saber cuándo se va a poder reactivar los vuelos nacionales
Para el caso puntual del turismo y la gastronomía, tenemos un reto tremendo: tenemos que cambiar los hábitos. Ya no van a ser almuerzos de dos horas, con una mesa pequeña. Vamos a tener que ir al restaurante, comer más rápido, usar tapabocas una buena parte de la conversación, tener antibacterial, que cambien las vajillas, que cambien de pronto algunos de los productos que son manipulables, tener menos espacios cerrados. La reinvención implica adaptarnos a eso. En el turismo hemos visto cómo países que nunca cerraron han tenido incluso desempeños peores que los que tomamos la decisión de cerrar, sencillamente porque la gente no va. Ya nosotros empezamos a hacer apertura de vuelos domésticos. Esta semana tenemos que aprobar 6 o 7 rutas más y necesitamos también que los alcaldes vayan pidiendo. Yo creo que este mes de agosto debemos ver un poco más de eso y que en septiembre ya nosotros estemos haciendo una recuperación del transporte aéreo nacional donde también habrá prácticas nuevas. No servirán comida en los aviones, todo el mundo tendrá tapabocas, habrá un poco más de elementos de distancia.
Durante el gobierno del presidente Uribe se habló de que el partido de oposición más importante fue la Corte Suprema de Justicia. ¿Cree que esa visión se mantiene en su gobierno y no le parece que la reforma a la justicia debió hacerse en el principio de su Gobierno y no ahora?
Yo creo que alguien que le ha servido al país, con una hoja de vida pública, la más escrutada que ha visto Colombia y que siempre ha respondido a cualquier llamado de las autoridades, lo mínimo es que pueda defenderse en libertad, sobretodo alguien que ha ejercido la primera magistratura del Estado. Lo digo con Alvaro Úribe y lo diría con cualquier expresidente. Es el mínimo derecho: defenderse en libertad. Mucho más cuando tenemos criminales de lesa humanidad condenados que hoy entre comillas están subjudices ante la justicia especial para la paz y que además tienen garantizados que aun diciendo la verdad no van a ir a la cárcel y además siguen teniendo sus curules. Creo que hacer esa reflexión me corresponde a mí como presidente sobre todo porque creo que son temas que tienen que ver con el presente y el futuro del país, más allá de la coyuntura.
¿Qué piensa de la propuesta del Centro Democrático de hacer una constituyente y de crear una corte única como existe en Estados Unidos?
Lo dije el 20 de julio, en mi informe a la nación: espero que esta sea la legislatura en la que avancemos en la reforma a la justicia y espero además que ese proceso que ya tiene un buen consenso político, institucional, en la academia, nos permita a nosotros avanzar. Entonces nos encontramos con la propuesta de la Constituyente. Me han dicho, ¿usted descarta la Constituyente? No la descarto, cómo voy a descartar una herramienta que está prevista en la Constitución. La razón por la cual muchos expertos, y no solo el Centro Democratico, han hablado de una constituyente para reformar la justicia es porque llevamos tantas frustraciones en intentos de reforma a la justicia que pareciera que el único camino es la constituyente. Mi preocupación sobre la constituyente no es sobre la herramienta, es sobre los tiempos y la practicidad versus la urgencia y el consenso. Una constituyente, en virtud del artículo 376 de la Constitución, básicamente dice: primero hay que tramitar una ley, aprobarla por mayoría, convocar al pueblo, votar a favor más del 33% del censo electoral, convocar las elecciones de la asamblea, elegirla, que sesione y que promulgue. Ese periodo puede durar hasta 18 meses siendo muy conservadores o de pronto muy optimistas, no sé. Será que nos debemos demorar 18 meses o podemos buscar esta avenida y esa respuesta no la tengo yo, solamente surge de un consenso de unas fuerzas políticas, que quieren todas que se avance en esa reforma.
Se habla mucho de la reforma a la justicia, pero hay otras reformas que se requieren, la reforma laboral, la pensional e incluso la tributaria. ¿Qué nos puede avanzar sobre esos temas?
En Colombia les encanta hablar de reforma pensional, que en realidad siempre termina simplificándose para que muchas personas digan: “van a quitarnos las pensiones”. No, este país tiene un problema de fondo y es que lo que menos hay son pensiones porque en Colombia solo uno de cada 4 mayores de 65 años tiene una pensión. Tenemos 5 millones de mayores de 65 años, en dos décadas tendremos 15 millones y resulta que si no corregimos esos factores de inequidad, eso va a generar una presión enorme fiscal a los gobiernos que estén en una década o dos décadas más adelante. Por eso hay que pensar en un mecanismo de protección de la vejez, para generar esa formalización y ese ahorro y corregir esos fallos estructurales, como que la gran mayoría de los subsidios pensionales están orientados a las personas de mayor ingreso. Yo espero dejarle a mi sucesor o sucesora un camino donde por lo menos tengamos resuelto temas de inequidad que se pueden volver graves con el pasar del tiempo.
Frente a la reforma tributaria, yo he dicho: en medio de una pandemia no es el momento de presentar una reforma tributaria. En este momento, ¿a quién le cobran impuestos, a la micro, pequeña, mediana y gran empresa? Lo que hacemos con eso es demorar la recuperación, afectar el empleo y afectar la inversión. En este momento hay que gastar, proteger, invertir, hay que empezar una reactivación y cuando tengamos sendas de crecimiento claras empezar a realinear las expectativas fiscales.